Para los empresarios, ahora sí vale la pena ser K Mientras el mundo está en crisis sólo piden cambios mínimos para que la rentabilidad no siga cayend

Para los empresarios, ahora sí vale la pena ser K

Mientras el mundo está en crisis sólo piden cambios mínimos para que la rentabilidad no siga cayendo. Restarán apoyo a los que se enfrenten al Gobierno.


Por Rodolfo Barros

04/09/11 - 05:38


Un millar aplaudiendo. La cena de la UIA, el jueves en Tecnópolis, compite con los actos oficialistas de mayor concurrencia. Rentabilidad para todos y desarrollismo entre las promesas más valoradas por los ejecutivos.
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Negocios son negocios. Empresarios, industriales, ejecutivos de compañías nacionales y extranjeras, banqueros de capitales locales y externos, grandes y medianos, terminaron de madurar sus análisis sobre el resultado de las elecciones primarias y se convencieron de que comenzó el “cristinismo”, que hay un cambio de clima en el gobierno de Cristina Kirchner, al que ven más abierto a las sugerencias para corregir las deudas del modelo. La Presidenta les regaló algunas señales. Ante un millar de hombres de negocios reunidos el jueves en Tecnópolis para festejar el Día de la Industria afirmó que no hay que pelearse con nadie, llamó a “articular un proyecto colectivo” para “no depender de la volatilidad de los términos de intercambio” y aumentar la rentabilidad. Prometió convocarlos para ajustar cada tornillo de los lineamientos de la economía que esté flojo.

La Presidenta prometió rentabilidad para todos. Los empresarios del capitalismo de amigos y los más regulados por el Gobierno ahora coinciden: “la inflación nos quitó rentabilidad, pero seguimos ganando”.

No esperan grandes cambios. Muestra de ello es que PERFIL conversó con más de una decena de ellos y todos terminaron el encuentro con la misma frase: “Por favor, cuidame, esto es off the record”.

Desde hace unas semanas se conforman con las señales que el Gobierno envía sobre ponerle cota a la suba de salarios, que aunque le ganará a la inflación, no la superrá por mucho, como ocurrirá este año. Ven allí un freno a la caída de la rentabilidad.

Otros son un poco más optimistas. Jorge Brito, del Banco Macro, y Adelmo Gabby, titular de la Bolsa, tratan de que el Gobierno los acompañe a conquistar los capitales extranjeros que se encuentran perdidos por la inestabilidad global para traerlos a la Argentina. Cuentan con Amado Boudou para cerrar un acuerdo con el Club de París y, de paso, contestarle a Moody’s sobre la salud del sistema financiero local, discurso que atrae a Cristina.

Boudou ganó respeto entre los empresarios que lo ven como un seguro interlocutor de la Presidenta. José Ignacio De Mendiguren, titular de la UIA, también logró que sus críticos lo vieran con mejores ojos. De Mendiguren lo niega, pero algunos de sus colegas lo tienen por otro consejero presidencial.

Ahora, los empresarios repiten conceptos que se les escuchaban sólo a los economistas K. Están convencidos de que el consumo y el refuerzo del mercado interno garantizan la demanda. Que se mantendrán como motores del modelo.

Los exportadores saludan dos señales: la devaluación lenta del peso y que la inflación seguirá alta, pero que no crecerá más. Tampoco los costos. Se entusiasman con planes a medida para mejorar la competitividad.

Todos están convencidos de que el “estilo Moyano” ya no tiene sustento político. No avisoran que crezca la conflictividad sindical ni pedidos desmedidos. Cristina ganó la batalla cultural: los empresarios ya no quieren cambios fuertes. Y el que se enfrente al Gobierno lo hará solo.

“Hay que seguir trabajando sobre los concensos. La peleade Clarín es la pelea de Clarín. No es la nuestra”, coincidió un banquero extranjero con varios de sus colegas de capital nacional.



Invertir con fuerza.
El presidente del Instituto para el Desarrollo Empresarial de la Argentina, Guillermo Cascio, aseguró que los empresarios tienen que decidirse a “invertir con fuerza” en el país, y que por su lado el Gobierno tiene que generar las condiciones para que ello ocurra.
En una entrevista con la agencia DyN, Cascio se mostró conforme con el balance del gobierno de Cristina Fernández, al asegurar que “hay muchas variables positivas”.
El ex presidente de IBM en el país, indicó que la Argentina tiene como desafío saber anticiparse para aprovechar las condiciones que presentará el mundo en los próximos años.
“Cuando nosotros miramos las variables de la economía, evidentemente, son indicadores positivos. Uno de los ejemplos es la tasa de desempleo y claramente estamos en una mejor situación”, dijo.
Aseguró que “los desafíos que vienen a futuro tienen que ver con decidirnos a invertir con fuerza, viendo que para los países emergentes las oportunidades serán mayores. Esto es algo que trasciende a la Argentina”.
“Creo mucho en el diálogo público privado y en la articulación de intereses mutuos”.



Clarín y Moyano, entre los perdedores.
“Nunca nos vi tan juntos”, afirmó el ejecutivo de una energética con precios regulados que tiene bajas en su rentabilidad, pero sigue ganando. Hablaba del clima del jueves en el acto de la UIA y el Gobierno en Tecnópolis.
Su apreciasión fue la misma que la de casi todos sus colegas, que no vislumbran cruces con el Gobierno. La consigna es ahora discutir sin criticar.
En el camino queda Clarín. La batalla que el Gobierno le declaró a su ex socio estratégico desde 2008 no termina y promete recrudecer tras las elecciones, para no golpear el ambiente de cordialidad.
“Si te peleás con el Gobierno, estás solo”, insistieron. “Sigamos trabajando sobre los concensos, sobre lo que está bien, sobre lo que hay que mejorar”, concidieron empresarios que hasta hace un mes estaban en contra del modelo.
Otro de los perdedores es Hugo Moyano.
En el Gobierno y entre los empresarios coinciden en que sus pedidos a las empresas y reclamos salariales “desmedidos” se oponen a la estrategia de “no perder lo que logramos” como afirmó la Presidenta.
Entre los empresarios hay otro golpeado. Hugo Biolcati, titular de la Sociedad Rural; ya no es acompañado por sus colegas.
Aunque no hubo retos ni gritos, todos le piden que no confronte.
“Si lo sigue haciendo se quedará solo, como Clarín”, afirmaron varias fuentes.

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