CHARRUA( uruguaya ,oriental o yorugua)------------------la primer CHARRUA( uruguaya ,oriental o yorugua) que fue jurado del Metropolitano de Tango y del Jurado Mundial ,por merito propio,ahora seleccionada como "maestra reconocida mundialmente",dara un Seminario de Alta Intensidad en el Mundial.No solo es futbol mundial el Uruguay."Tanguera Ilustre de Buenos Aires" "Condor de Oro de San Luis,Argentina....Quien es? L.L. pasion,voluntad y tecnica.Tecnica,voluntad y pasion.Abriendo caminos para Uruguay,embajadora cultural de este Paisito que es un gran Pais con mayuscula. -- Ver .The one,

lunes, 19 de septiembre de 2011

El "rey de la soja" apoya impuesto a la tierra Gustavo Grobocopatel, el "rey de la soja" argentino, habló en exclusiva con LA REPÚBLICA sobre el mome

El "rey de la soja" apoya impuesto a la tierra
Gustavo Grobocopatel, el "rey de la soja" argentino, habló en exclusiva con LA REPÚBLICA sobre el momento que viven los alimentos a nivel mundial y alabó al Presidente. Además, defiende el impuesto a la tierra y las PPP.


Grobocopatel. "En Uruguay hay un ambiente institucional muy favorable para las inversiones"
Gustavo Grobocopatel fue un pionero en la utilización de la siembra directa y de las semillas transgénicas y es mundialmente reconocido como un hombre de los agronegocios. En Uruguay es uno de los responsables de Agronegocios del Plata (ADP), emprendimiento que encaró en 2003 luego de haber posicionado a Los Grobo como una empresa líder que desde Argentina lo proyecta como uno de los mayores jugadores en el mercado regional de la soja, con más de 250 mil hectáreas sembradas entre Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay. En medio de un contexto de crisis económica y mayor demanda de alimentos a nivel mundial, habló con LA REPÚBLICA, resaltó los desafíos regionales de corto y mediano plazo para atender esa demanda y explicó por qué piensa que la aplicación conjunta de la Participación Público Privada (PPP) y el impuesto a la tierra es "la mejor" manera de encarar soluciones de infraestructura.

¿Van a seguir las presiones sobre la demanda de alimentos?

Ahora hay una pequeña crisis que puede ser de corto y/o mediano plazo. Porque la oferta, la capacidad de producción de alimentos, crece menos que la demanda. Por eso tenemos estas crisis de precios y hay una preocupación muy grande por este tema de los alimentos. Tenemos restricciones al avance de la frontera agrícola; a veces no podemos crecer por problemas políticos, como en África, o por problemas de infraestructura. Y este tipo de problemas son restricciones al aumento de la oferta que poco ayudan a la coyuntura global. Ahora bien, también hay una demanda desigual de alimentos en el mundo y eso es también un problema. Es un tema muy importante: un norteamericano consume en promedio 4 veces más de energía que un africano y el 70% más que un europeo. O sea: si un norteamericano consumiera en promedio igual que un europeo, estaríamos generando alimentos para mucha gente.

¿Y con el precio de los alimentos específicamente qué puede pasar?

Con los problemas de mercado en Europa y Estados Unidos, lo que vemos es que los mercados caen pero los precios de los granos se mantienen. Esto mostró la crisis de 2008 y esto muestra la actual situación, en la que los precios de los alimentos no se han alterado a la baja, lo que convalida una hipótesis que mantenemos hace tiempo y es que en el componente de los precios de los alimentos inciden mucho más las demandas en aumento que los componentes especulativos. La lógica de los alimentos es distinta a la de la especulación y los precios tienden a aumentar porque si no aumentan, no crece la oferta. Pero mientras los países de la zona de Asia Pacífico sigan con una demanda creciente ­y todo indica que así lo harán­, los precios seguirán aumentando, más allá de los factores financieros. Además, China no ha llegado a su techo en cuanto al consumo de carnes y va a seguir creciendo porque su proceso de urbanización continuará. Hay que tener en cuenta que en los 90 comenzó la gran demanda de China, que pasó de ser un país neutro a un creciente importador. En la década de los 70 comían 5 kilos de carne por habitante y por año y 20 años después pasaron a 60 kilos por habitante por año. Lo mismo ocurrió con otros países de Asia Pacífico. Entonces, hay un cambio enorme en los hábitos alimentarios de esos pueblos; hubo una revolución del consumo.

¿Pueden generarse tensiones en el precio de los alimentos por su uso para biocombustibles?

El de los biocombustibles es un tema impactante y tiene distintas lecturas. El biocombustible que se genera a partir del maíz saca una gran parte de este del mercado de alimentos, es cierto. Las razones por las cuales Estados Unidos lo subsidia son varias y van más allá de los biocombustibles. Estados Unidos lo hace porque así subsidia también el ecosistema de la vida rural y en segundo lugar, reduce la dependencia de los países productores de petróleo. Pero es un tema bastante más complejo.

¿Y con la caña de azúcar, cómo se implementa en varios países latinoamericanos?

La caña de azúcar es otra historia. Es muy impactante ir a Brasil y ver esa especie de factorías verdes, que son la caña de azúcar, reactores biológicos que transforman luz solar y agua en energía que rápidamente se transformará en biocombustibles. Antes se tardaba 200 millones de años para transformar materia verde en petróleo; ahora se hace lo mismo en menos de 200 días. Vamos a un sistema de combustibles, de energías renovables que está vinculado con el sector rural. Es como una gran plataforma verde que transforma luz y agua en fibras y energías renovables en esta parte del planeta.

¿Y qué posibilidades hay de avanzar con experiencias similares en el resto de los países?

Lo interesante es que esos biocombustibles se pueden hacer no solo de caña de azúcar sino también de celulosa y para eso no falta mucho. Entonces plantaciones de eucaliptus o pastizales, o sorgos que crecen en campos salados, se podrán transformar en etanol.

¿Qué falta para eso?

Hacen falta enzimas que transformen la celulosa en etanol. Hoy las enzimas son más caras que el etanol, por eso no se hace todavía. Estamos investigando enzimas transgénicas para la transformación de celulosa en etanol. Y vamos a encontrar en algún momento la enzima.

¿Y cómo podría posicionarse la región frente a este panorama que describe?

En el mediano y largo plazo, ante la "oportunidad" que le cayó del cielo a la región, porque podemos producir lo que demanda el mundo y con competitividad, el desafío es la transformación de las materias primas, con cadenas de valor más largas para que intervenga mayor cantidad de personas. Estos ciclos de alta demanda y altos precios suelen durar 20 años, que se dan además en un contexto de estabilidad institucional que posiciona a la región con unas condiciones inmejorables de cara al futuro.

En el caso uruguayo, que usted conoce como empresario instalado hace casi diez años, el tema del mundo del agro que ha generado más expectativa últimamente es el denominado impuesto a la tierra para aquellos que tengan más de 2.000 hectáreas. ¿Cómo lo ve?

Aquí hay varias cuestiones interesantes para analizar. En primer lugar, creo que nuestras sociedades tienen un claro componente más europeo que norteamericano en cuanto a cultura impositiva, lo que hace que sea mucho más popular en la región la idea de un Estado fuerte, con mucha actuación, porque está arraigada la idea de que así se compensa la mala suerte de mucha gente y hay como una sensación de que se equilibran algunas variables. Ahora bien, si las sociedades razonan así, entonces deben comprender que para que ese Estado de Bienestar funcione, hay que pagar más impuestos. Por eso muchas veces el eje del debate debería correrse a si el Estado tiene o no la capacidad de gestionar bien lo que recauda por esos impuestos. Pero en el tema del impuesto específico del agro creo que está bien, pero que hay que ver cómo se devuelve en obras a los contribuyentes.

¿Y cuál sería una salida eficiente en esa dirección?

Creo que si se combina con la iniciativa de la Participación Público Privada se produce la mejor síntesis en ese tema. Porque se juntaría el capital recaudado por el Estado a través de este nuevo impuesto, con la eficacia y eficiencia de gestión ­además de conocimiento de lo que hace falta­ del sector privado. En definitiva, si es dinero que va a volver al gran contribuyente a través de mejora de caminos y otras obras de infraestructura, y además bien gestionado, me parece que son dos iniciativas muy buenas.




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