La épica uruguaya es una épica futbolera” 16.09.2011 Podria interesarte Falta y Resto Raúl "Tintabrava" Castro murga fútbol uruguayo - Hace unos meses

La épica uruguaya es una épica futbolera”
16.09.2011 Podria interesarte
Falta y Resto Raúl "Tintabrava" Castro murga fútbol uruguayo - Hace unos meses dieron acá Mundialito (película que habla del torneo que se llevó a cabo en Uruguay en 1980, durante la dictadura). Me vino la reminiscencia de todo eso, al hablar de esta etapa.

- Mirá, el Mundialito fue una etapa maravillosa. Yo conocí a Maradona ahí. Había un porteño atrás mío en la Colombres (una de las cabeceras del Estadio Centenario) que gritaba atrás mío “dibuuuuuje Diego, dibuuuuuuje”, todo el partido. El Diego un fenómeno, yo me quería morir. Y en ese mismo momento nosotros estábamos conspirando. El primer tema que canta Falta y Resto de mí autoría se llamó “La pelota del Mundial”. Decía así: “Salta y pica la pelota, pica y salta sin parar. De taquito o de cabeza todos la quieren parar. La pelota rueda y bota, bota y rueda Falta y Resto, los detalles de la Copa van en vivo y en directo. Que empiece por Argentina, que trajo para el Mundial jugadores importados, un cuadro sensacional. En el arco jugó el Pato pensando que no fallaba, y después se salió haciendo a cada paso una agachada. La línea de 4 fue una total Passarella, solo le faltó poner a la Pata Villanueva. Olguín que lo agarraba, Galván que no la veía, Tarantini no jugó, se quedó en el Oceanía”. Me hiciste acordar…Una época durísima, pero hermosísima, la época de la resistencia, la génesis de la Falta. Yo tenía veintipico de años y sentía la ebullición adentro de sentir que estaba haciendo algo que iba a ser importante. Yo no sabía lo que estaba haciendo.

- No lo sabías pero lo sentías.

- Lo sentía. Me había preparado todo el tiempo para eso. Había hecho rock and roll, tango, folklore, había jugado al básquetbol, había sido obrero y era para eso que yo tenía que hacer ahí. Por suerte no era un momento solo, sino la puerta de entrada a un lugar en el cual todavía estoy y espero morirme en él.

La relación de Castro con el deporte es profunda. Ex jugador de básquet, como lo denota su físico, es fanático de Peñarol y en un sentido más amplio del fútbol argentino. Así, la actuación en un templo del deporte como el Luna Park le genera tres recuerdos: Nicolino Locce (“fascinante, un ejemplo de vida que uno debería seguir muchas veces, cuando te vienen esos tipos que te tiran esos piñazos de vida, uno debería decir ‘acordate de Nicolino’ que sin dar un paso atrás todavía les mostraba la carita, qué hijo de puta”), “a una escena de la película de Evita y Perón, cuando se conocen acá” (después del terremoto en San Juan en 1944) y a un acto de los Montoneros al que asistió en los setenta (“terminó en líos”). La mención al presente del fútbol uruguayo, era ineludible para quien en 2009 afirmó que veía casi imposible que Uruguay se coronara en algún torneo.

- Yo soy muy futbolero y muy hincha de Peñarol. Mi hijo Felipe me dijo antes de empezar el campeonato del Mundo “vamos a estar arriba, arriba”. Yo no le creí. Y se nos dieron algunos resultados, unos rivales. Y se fue armando un camino… Yo nunca hubiera pensado este presente del fútbol. Escuché a (Sergio) Markarián decir que hay un gran entramado social que hace que en el Uruguay, por más que seamos 3 millones de personas, no se escapen los buenos jugadores. Lo primero que se hace en todo el Uruguay, apenas nace un pibe, es tirarle una pelota. Si tiene condiciones, lo van a explotar. Inexorablemente todos del millón y medio de hombres que hay probaron alguna vez ser jugadores de fútbol. Los que pudieron siguieron, los que no, nos dedicamos a murgueros, arquitectos, etc. (risas) Pero es así, y además que la épica uruguaya es una épica futbolera. Sacando el tema de Artigas, que es un héroe particular que terminó 30 años exiliado y reivindicado después de muchos años, la épica es Maracaná, las finales del ‘30, ‘28, ‘24, Se va trasmitiendo eso generacionalmente, ya forma como parte de la huella misma de identidad cultural. Pero lo más lindo de todo es la poética del fútbol, la poética de la tribuna, las cosas que suceden, las ocurrencias. Hasta el lugar en el que los hombres se juegan el alma en algún momento, toda su vida. Jugadores que por errar un penal pasaron a la ignominia, o algunos que se han hecho un gol y han sido vituperados.
CLARIN