"El rock sigue siendo una cultura"
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Alfredo Rosso.
Alfredo Rosso tiene más de 35 años de trayectoria como periodista de música. En esta entrevista a Crónica Rock habla sobre las censuras sufridas durante la última dictadura, se refiere al rock chabón como testimonial y opina sobre los músicos nacionales más destacados.
Por Fernando Costoya
Fotos: Martín Dubovich
Sentarse a hablar de música con Alfredo Rosso es para los melómanos algo así como si un estudioso de la Biblia se encontrara con San Mateo, San Marcos, San Lucas y San Juan juntos. Allí está todo: los orígenes del rock nacional, la relación con el contexto histórico, las grandes figuras, la lírica del rock… Todo. Su currículum asusta por calidad y por extensión. Valga mencionar que trabajó en revistas como Expreso Imaginario, Cerdos y Peces y La Mano, entre otras, además de contar con una amplia trayectoria en radio.
Del periodista llama la atención, además de su simpleza para expresarse y la honestidad para responder, su entusiasmo con los temas que van surgiendo durante la entrevista, que lo llevan a desplegar interminables reflexiones y a abrir numerosos frentes, en donde uno solo puede afinar el oído y aprender.
Quienes quieran un contacto directo pueden escucharlo en La casa del rock naciente (FM Rock & Pop) los domingos a las 18 y en Después te explico (FM Nacional Rock) de lunes a viernes de 16 a 18.
Aquí les presentamos lo mejor de una charla a pura música con uno de los periodistas rockeros más importantes de la Argentina.
-Tus comienzos fueron en la revista Mordisco y luego en Expreso Imaginario. ¿En ese momento decidiste que esta iba a ser tu profesión o es algo que se fue dando?
-Mis primeras notas fueron en la revista Mordisco, en marzo y abril del 75. Cuando salió Expreso Imaginario, para mí fue un antes y un después. Ahí me convencí de que esto era lo que quería hacer. Me gustaba el rol del periodista como nexo entre el artista y la gente. No quería ser solamente un consumidor. En esa época también entré a trabajar en una grabadora, Music Hall, editando discos de Electra, de Atlantic, de Warner, los mejores sellos internacionales. Era un momento fuerte. La edición entonces implicaba traducir los temas, escribir comentarios en castellano...
-Algunas traducciones de los títulos de las canciones han rozado lo bizarro.
-Bueno, a veces era por ignorancia del traductor y otras por censura. Me pasó algo inolvidable: le tuve que poner “Espinas y alfileres” a “Needles and pins” de Ramones porque la palabra agujas no se podía usar. Eso te demuestra la imbecilidad cultural del Proceso, más allá de lo que todos sabemos sobre el genocidio. A “Hot legs” de Rod Stewart hubo que traducirlo “Piernas sugestivas” (risas). En un país donde no se podía decir “piernas calientes” algo andaba mal. Pero yo me esmeraba por hacer buenas traducciones.
-Internet, P2P, MP3 y las nuevas tecnologías en general, ¿cómo influyeron en la industria y en el consumo de la música?
-A mí me gusta lo que ha hecho internet por la música en términos de difusión, de acceso inmediato. El hecho de que la curiosidad te lleve a buen puerto en poco tiempo. Además está bárbaro que los grupos pequeños tengan ese canal para colgar sus temas y que los conozca todo el mundo. Aunque hay un problema ético con el bajado de discos gratis, que es obtener algo por nada a cambio. Sobre todo porque la música es una profesión. Algunos te van a decir: “¿Qué le hace a Paul McCartney que yo me baje su álbum?”. Cuidado, que una determinada persona tenga un estadio social mejor o peor no cambia tu responsabilidad. Se puede justificar de mil maneras, pero obtenés algo sin dar nada a cambio.
-Pero hay una retribución por otro lado. Por ejemplo, si alguien que escucha un disco que bajó luego lo compra o ve un recital de la banda.
-Por supuesto, yo soy un ejemplo de eso. Me bajo música para poder escuchar lo nuevo y no tener que esperar. Si me gusta, generalmente voy a comprar el disco, porque no me siento bien escuchando una cosa sin pagarla. Por supuesto, estamos hablando de tener un cierto poder adquisitivo ya que no todo el mundo puede comprar un álbum importado. A mí no me sobra el dinero, pero por lo menos puedo darme ese pequeño gusto sacrificando otras cosas. Tengo pulóveres con agujeros pero me compro un disco (risas).
-También hay bandas que están a favor de compartir la música o de que se bajen sus discos.
-Perfecto. Creo que lo deben dejar en claro para que no haya ningún problema, para que ninguno sienta que está pisoteando el derecho de otro. Por otro lado, me sigue gustando el soporte físico de la música, la letra de las canciones, el arte de tapa. La idea de un iPod con doscientos de mis discos para escuchar en el camino me parece fantástica, pero no me desprendería de ellos.
-A nivel local, ¿el rock es un género musical, una cultura o un mercado?
-Para mí el rock sigue siendo una cultura, la expresión de varias generaciones que descubrieron allí un puente hacia un deseo que, en el fondo, todos tenemos: libertad. Todos queremos ser libres de una tradición que te puede sofocar. Nadie quiere ser una reproducción de lo que vino antes. Esto ya estaba expresado en el que para mí es el primer tema del rock nacional: “Rebelde” de Los Beatniks. Decía: “Rebelde me llama la gente, rebelde es mi corazón, soy libre y quieren hacerme esclavo de una tradición”. Ahí tenés todo, y hoy en día sigue siendo lo mismo. Por eso hablo en términos de cultura rock, porque esa cultura puede abrazar a la vez otros géneros, como el reggae, el tango, el folclore o la música balcánica. Hay un sentimiento rock que está por abajo.
-En los 90, con el menemismo, los recitales de rock eran, posiblemente, lugares de resistencia frente a un Estado devastador. Asumiendo que las cosas no son tan difíciles como entonces, ¿el rock se volvió más hedonista en la actualidad?
-Para mí es algo que va y viene. Por ejemplo, los 80 fueron hedonistas. Siempre digo que el disco que define la década es el primero de Soda Stereo, que habla de “por qué no puedo ser del jetset”, “sobredosis de TV”, “mi novia tiene bíceps”, “dietético”. Pero al mismo tiempo tenés la trova rosarina haciendo letras de significado social o el propio Charly reflejando nuestra realidad y cantando “bancate ese defecto”. Hay tendencias que signan una época, pero que no son lo único que sucede. Es cierto que en los 90 existe una reacción porque también había una forma de gobierno que dejaba afuera del sistema a la mayoría de los habitantes. Entonces el arte protestó contra eso y reivindicó las cosas que tenía que reivindicar. Algunos lo llaman casi despectivamente el rock chabón. Qué suerte que hubo ese rock testimonial.
-Y hablando específicamente de las letras, ¿cómo ves la situación?
-Bueno, así como me gusta que el rock sea cultura rock y que haya mestizaje en la parte musical, me gusta que haya mestizaje también en la parte lírica, que haya letras que exploren esa cosa más existencialista, que sean paisajísticas, periodísticas, que reflejen el día a día. Me parece que en este momento tenemos un poco de todo. No creo que hayan bajado las letras testimoniales. Sí hay un “reclamo” que me gustaría hacer: que se corran más riesgos, artísticos y líricos. Quiero ver poesía más delirante, a la usanza del primer Spinetta o del primer Miguel Abuelo, no tan racional. Y también me gustaría volver a escuchar una marimba, un chelo, que no sea todo guitarra, bajo y batería. Si falta algo, es un porcentaje mayor de riesgo en lo estético, en lo formal.
-¿Qué posición has adoptado históricamente frente a las dicotomías del rock, como Redondos vs. Soda o rock vs. cumbia, por ejemplo?
-Respecto de las diferencias entre los grupos, trato de arrojar sobre ellas un análisis social. Creo que en el caso de Los Redondos y Soda se dirimían cuestiones de clase que estaban en el fondo de esa lucha. Porque está claro que esa discusión no le interesaba al Indio ni a Cerati. Era un problema que los excedía. Respecto del rock y la cumbia, se podría decir lo mismo, pero ahí tengo una posición tomada. Todo estilo musical con arraigo en la gente tiene algo de positivo, y no creo que el rock se deba poner arriba de un púlpito para señalar con desprecio a otros géneros. No considero que tenga ninguna autoridad para eso. Es un acto de soberbia injustificable. Además todo estilo tiene algo noble, es una expresión de la gente, de humanidad. Que a uno no le guste es otro tema.
-Teniendo en cuenta películas como “Woodstock”, “The wall” o incluso “The Doors”, ¿cuál sería el gran filme del rock nacional?
-Es una buena pregunta. Tenemos algunos que examinan un poco nuestra historia. Mencionaría la película de Tanguito (“Tango Feroz, la leyenda de Tanguito”, 1993, Marcelo Piñeyro), a pesar de algunas fallas históricas. Me parece que intenta echar un poco de luz sobre lo que fue la generación de La Cueva. Otra que me gustó mucho es “Tiro de gracia” (1969, Ricardo Becher), donde actúa Javier Martínez, el baterista de Manal. Refleja la bohemia del Buenos Aires donde creció el rock argentino. También me parece importante “Hasta que se ponga el sol” (1973, Aníbal Uset), una película más documental sobre el festival Buenos Aires Rock. Expresa muy bien cómo era esa generación que hizo crecer el rock. Además están muy bien tomados los grupos, como Arco Iris o La Pesada del Rock and Roll, y hay algunas interviews a los chicos y chicas del público que son conmovedoras.
-¿Qué película nos estaría faltando?
-Una que refleje el fenómeno de Los Redondos. La banda surgió como una cosa underground y como un movimiento de la más pura protesta en una época terrible. Y a la vez era una gran demostración estética, lírica y musical. Así fueron los primeros Redondos, los que tenían al sultán tirando los buñuelos, a las odaliscas bailando con poca ropa. Después pasaron a esa temporada de los clubes, donde era como un secreto de iniciados, 200 o 300 personas. Luego vino la primera popularidad semimasiva en el Parakultural, en Obras y en otros lugares. Y por último Los Redondos pasaron a encarnar una nación paralela en una época donde la nación oficial dejaba a todos esos chicos y chicas afuera de esa historia. ¿Te parece que no es un buen argumento para una película?
CRONICA
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UNA WEB SIN FINES DE LUCRO,DESDE EL SUR-RIO DE LA PLATA.. ARTE y cultura de Uruguay el pais celeste blanco y oro y Argentina reina del Plata VISITAS DE LECTORES DEL PLANETA
CHARRUA( uruguaya ,oriental o yorugua)------------------la primer CHARRUA( uruguaya ,oriental o yorugua) que fue jurado del Metropolitano de Tango y del Jurado Mundial ,por merito propio,ahora seleccionada como "maestra reconocida mundialmente",dara un Seminario de Alta Intensidad en el Mundial.No solo es futbol mundial el Uruguay."Tanguera Ilustre de Buenos Aires" "Condor de Oro de San Luis,Argentina....Quien es? L.L. pasion,voluntad y tecnica.Tecnica,voluntad y pasion.Abriendo caminos para Uruguay,embajadora cultural de este Paisito que es un gran Pais con mayuscula. --
Ver .The one,
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