YO,ARGENTINO

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La identidad nacional se construye en base a aciertos y desaciertos. Lindos y feos rasgos, lo políticamente correcto y también lo incorrecto. En la figura de El puntero, están estas virtudes y defectos. Ni bueno, ni malo, simplemente argentino.
En apariencia, y sin hurgar en el sótano, el puntero político es, en la vida real, una figura bastante mal vista. Por conocimiento o prejuicio, desconocimiento o plena información, su tarea está bien considerada en algunos ámbitos, y vapuleada en otros.

Es que en su entidad contradictoria conviven dos estructuras: la de la ayuda, solidaridad y trabajo por el porvenir de los otros, y la del ventajeo, la oportunidad política, la malversación de recursos y los intereses.

Pese a esta bipolaridad, nadie podrá dudar que “el Gittano”, el personaje al que le está poniendo el cuerpo Julio Chávez desde hace algunas semanas, resume lo bueno y lo malo del ser argentino, el blanco y el negro, lo que se pone arriba de la mesa o se esconde debajo de la alfombra.

Porque en su doble juego de personalidad, a partir del cual es alguien afuera y otro alguien adentro, se sintetiza la cualidad madre del “argento”: la contradicción. Es que en su vida social y política, El puntero es el más fuerte y seguro de la barriada, el que todo lo controla, y al que nada se le escapa.

Pero cuando se cierran las puertas y las luces se apagan, se vuelve débil, inseguro, celoso, controlador, e incapaz de ser seguido por su ex esposa y su hija.

Pasional en su fuero íntimo, pero también en su tarea política, que le permite soñar con hacer realidad ese “proyecto” que cocina desde hace años para “terminar con la postergación”. Violento en la calle, donde se planta con empujones y piñas, y violento en su casa, donde siempre tiene una puteada a mano para arrimársela a los que “lo sacan”.

Como el argentino promedio, Pablo Perotti, necesita que lo quieran y exige cariño. Es el más “amiguero” con Levante (Luís Luque), a quien protege y con quien comparte su familia, pero también un posesivo con Clarita (Gabriela Toscano), y un mentiroso a la hora de aceptar sus derrotas.

Un poco chanta y un poco trabajador, un poco busca y bastante “pedidor”, digno, pero más impulsivo, soberbio, pero también capaz de pedir perdón. Sincero, pero también fabulero, más buen hijo que buen padre, ventajero, chamuyero, tierno y arrebatado.

Simple, pero rebuscado, gritón y algo pedagógico. La televisión no tiene la obligación de ser un reflejo de la realidad, pero a veces algunas cosas lo son. Evidentemente, el ADN del “Gitano” guarda muchas de las mejores virtudes y de los peores defectos del argentino; ni bueno, ni malo, argentino.




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25/5/11
facu


excelente nota. él puntero lo mejor De la televisión chavez es un genio!

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