De: Rubens Stagno
Para: redpatrimoniopaysandu@todoserver.net
1523013912.txt (1KB)
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De: Hernán Zunin [mailto:hernanzunin@adinet.com.uy]
Enviado el: jueves, 18 de noviembre de 2010 09:25 a.m.
Para: stagnor@netgate.com.uy
Asunto: Para gente grande
No son recuerdos de Paysandú ni tampoco míos.
Aparecieron en el Diario Cambio de Salto en su edición de hoy (18/11/2010), pero igual hacen parte del folklore, o del "patrimonio", por lo que significaba la radio en ese entonces.
Saludos.
Hernán Zunín
Cine por radio
Columnistas | 18 Nov. Néstor Albisu.
Hay ocasiones que me contengo contarte algunas cosas. Me pregunto, poniéndome en tu lugar, si no desconfiarás que alguna de las cosas viejas que te cuento no serán solo producto de una mente senil. Alguno de ustedes me confesaron no haber visto un papel "secante", lo que era lógico pues muchos de mis lectores no conocieron la tinta líquida.
Y ahí me entra la duda: I) o estoy tan viejo que pronto jugaré a la mancha con los dinosaurios (mirá que en una escuela me preguntaron si nunca había visto uno vivo y no era Susana G; II) o son ustedes muy jóvenes o… la quieren pasar de tales.
De cualquier manera tomaré coraje y te contaré uno de los entretenimientos con que gastaba mis primeras horas libres cuando fui a estudiar a Montevideo y aún no había empezado con la locura de exámenes, clínicas, laboratorio, dar y tomar clases, estudiar, estudiar, etc.
Por la tarde, una voz muy radiofónica me saludaba diciendo: "Lo felicito amigo… está escuchando Radio Artigas": Y yo medio paisanito… (lo sigo siendo) y un tanto tonto (ídem), me costó bastante saber como adivinaba el locutor que había sintonizado su radio-emisora.
Después de esta demostración de destreza, te costará aún más digerir lo que sigue. Es que la radio trasmitía una película. Esperá… esperá, antes de abandonar la lectura dejá que te explique.
Mi primo Enrique, exitoso publicista, me llevó a ver una trasmisión y te cuento. El relator se colocaba a un costado de la pantalla, o en palcos a un lado (algunos viejos cines lo tenían). De allí como un relator deportivo trasmitía movimientos y nombres de personajes.
Las películas(cintas le decíamos entonces)eran por supuesto en español. Los oyentes, acostumbrados a los radio-teatros (ya te conté en otros Divagues sobre ellos) y con la ayuda del relator, seguían el guión. Cuando había movimientos en silencio, era el momento de la ayuda, que con pocas palabras relataban quien entraba en escena, si estaba armado, vestimenta, expresión de su rostro, etc. Cuando estos hablaban, callaba la ayuda y no la reiniciaba hasta que consideraba que era indispensable para colaborar a entender lo que estaba sucediendo.
No se si me entendés, pero recordá que te estoy hablando de fines del 50 e inicios del 60. Los primeros televisores eran contados (menos de 500 en todo Montevideo), y hasta que no salió Saeta(C10), su visiones eran casi fantasmales e imprecisas. Entonces ideal, para la gente que por problema de salud o económico (a ver si crees que esto solo es de ahora), no salían. Entre las radionovelas y una película diaria, entretenían sus tardes. El que lo vivió, ¡levante una mano! Gracias!
Además de en español o mejor dicho castellano (algún día te explico la diferencia), se preferían las películas musicales. Así las españolas con Joselito, la Sevilla, Luis Mariano; las mejicanas con Acevez Mejía, Juan Solís, Jorge Negrete; y, por supuesto, las porteñas a puro tango con Alberto Castillo, Tita Merello, la negra Bozán, Hugo del Carril, Lolita Torres (que se hacía la española porque estaban de moda), etc.
No había temor que restaran público, porque además de ser bastante viejas (las peli, ¿verdad?), me contaba mi primo que recibían todas ellas un plus de público luego de trasmitidas. Sobre todo las musicales. Le gente quedaba ansiosa de ver al dueño(a) de tan simpática voz (a veces era "pa´ pior", como decía el paisano).
Otras épocas, es verdad. Los viernes, sábado y domingo poder conseguir una entrada en cine de estreno (generalmente en 18 de Julio) era una verdadera aventura. Se pagaba entonces $ 1,50 (un peso con cincuenta), mientras que en los barrios estaban a la semana de estrenada a menos de $ 0,50. Lo de la radio era gratuito. Solo disponer cada tarde dos horas y mucha atención, entendiendo el juego entre película y relator. Finalmente: "haceme la caridá" (así sin D, era el latiguillo de un cómico de entonces).Por eso te digo: haceme la caridá ... creeme, que es "la pura…… verdá".
Y en Salto(faltaba más), una radio trasmitió películas directamente de una de nuestras salas. Pero, eso queda para un jueves de estos. Así que esperame, si sentís curiosidad.
http://www.diariocambio.com.uy/index.php?id=6547&seccion=columnistas


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