Premio Ramirez con show

Premio Ramirez con show
A puro turf se llenaron las tribunas
MARIANELLA APÓLITO

¿Evento social, fiesta deportiva o juego? No importa cómo se caracterice al Gran Premio José Pedro Ramírez. El 6 de enero en Uruguay se respira turf, y eso es lo notable.

Burreros de ley, aficionados del deporte, del juego o simples curiosos, se acercaron al Hipódromo de Maroñas que, con entradas agotadas y casi 20 millones de dólares en apuestas, se vistió de gala para ser una vez más fiel escenario del máximo evento hípico nacional.

Pantallas que transmitían en vivo cada una de las carreras, binoculares por doquier, capelinas como protagonistas -tanto en mujeres como en hombres- y muchas de ellas cortesía de la casa, así como señoras con ropa de época buscando animar a los más pequeños, eran algunos de los diversos complementos que daban el color y la bienvenida al acontecimiento.


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Todo Maroñas se vistió de fiesta. El glamour llenó el lugar y fue ferviente protagonista del día.

Patricia Damiani, Jorge Larrañaga, Rafael Michelini y Darío Silva fueron algunas de las caras famosas que no faltaron a la cita.

Show de tango, desfile oficial y hasta el himno nacional acompañaron a los visitantes que, botellas de agua en mano, disfrutaron de una tarde especial y soleada.

El mayor color arribó desde el cielo, poco antes de las 20 horas.

Más de 12 paracaidistas estamparon el celeste día cuando, desde una altura mayor a 2.000 metros, se lanzaron para sorprender a los presentes, alegrar a los niños y adornar el maravilloso entorno que junto al arco iris parecía de película.

Minutos después, el sol ya se escondía detrás del Palco Oficial y todo estaba listo para el gran premio.

Anunciados los jockeys, sonó la trompeta. Era la hora de la largada. El público se puso de pie, buscó su lugar estratégico y esperó.

Emoción, alegría y, en los casos donde la suerte no acompañó, lamentos, toparon el después de los 2.400 metros.

El Ramírez pasó y nuevamente más de 15 mil personas con su brillo propio hicieron de la jornada una fiesta única, cumpliendo con el objetivo de cada año y, de hecho, superándolo.


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