CHARRUA( uruguaya ,oriental o yorugua)------------------la primer CHARRUA( uruguaya ,oriental o yorugua) que fue jurado del Metropolitano de Tango y del Jurado Mundial ,por merito propio,ahora seleccionada como "maestra reconocida mundialmente",dara un Seminario de Alta Intensidad en el Mundial.No solo es futbol mundial el Uruguay."Tanguera Ilustre de Buenos Aires" "Condor de Oro de San Luis,Argentina....Quien es? L.L. pasion,voluntad y tecnica.Tecnica,voluntad y pasion.Abriendo caminos para Uruguay,embajadora cultural de este Paisito que es un gran Pais con mayuscula. -- Ver .The one,

sábado, 4 de junio de 2011

HOMENAJE A BOB MARLEY REGAE

Juntas, por Bob Marley
Excusa para una charla La grabación del CD homenaje “16 mujeres le cantan a Bob Marley” logró que María Rosa Yorio, Claudia Puyó y Erica García se reunieran a charlar de qué es ser rockera en Argentina.
04.06.2011 | Por Pablo Schteingart NOTAS RELACIONADAS
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Bob Marley 1974. Bob Marley espera su décimo hijo. En diez años, siete mujeres han llevado en sus vientres las semillas del legendario Bob. Marley edita por primera vez No Woman, No Cry , donde le canta a Rita, su esposa legítima: “seca tus lágrimas, no llores”. 1974. Epoca del amor libre.

Hoy, María Rosa Yorio -quien fuera la corista de Sui Generis-, recuerda en una mesa en la que hemos juntado a tres mujeres argentinas del rock que han participado en el disco homenaje a Bob Marley, cómo fueron sus años ´70, en los que llegó a tener tres novios salidos de la misma banda: “creíamos que el mundo tenía que ser totalmente transformado. La sociedad de entonces era muy careta, nos vendían algo que era supuestamente lo mejor, mientras hacían atrocidades. Pero con el amor libre, más tarde me di cuenta de que no era tan así, que era mejor analizar un poco más. Era una época de mucho coraje, pusimos el cuerpo como escudo, las canciones, y allí fuimos”. María Rosa era casi la única mujer en una escena de hombres. Siempre, parejas de otros: Carola (de Carlos Cutaia), Gabriela (de Edelmiro Molinari). Admiradora de la gran Joni Mitchel, conoció a Charly García y se enamoraron. “Charly me subyugó, en esa época donde se rompían tantas estructuras, con mis bracitos y los de Charly nos aferramos a la música y ella nos protegió. Charly era todo para mi”. Y entonces quedó embarazada de Miguel. En la efervescencia del crecimiento del rock argentino, la líbido de la vida se expresaba para ella por todas partes. “Pero éramos jóvenes y desestructurados emocionalmente; estábamos un poco a la deriva. No teníamos a nadie que nos guíara en cuál era la alternativa para vivir. Sin embargo, hoy lo miro a la distancia, y pienso: qué lindo lo que hicimos juntos, ¿no?” Poco más tarde, una de las pocas mujeres que comenzó a entrar en escenarios y backstages (y no en calidad de groupie) fue Claudia Puyó. En sus primeros años adolescentes, era conocida en la plaza del barrio de Ramos Mejía, como “la petisa Hendrix”, cuando tocaba con el dúo Ana Gris. “Realmente, siendo mujer, nos miraban más el culo que cómo cantábamos”, cuenta la Puyó. “Pero yo siempre fui una romántica del arte, incluso en esa época, en que los rockeros éramos una minoría muy notoria, y se nos reprimía mucho”. Entonces la contrataron del sello MH: cantó como invitada de Pedro y Pablo, del Negro Rada, con Lerner, en el BaRock, puso las voces en Gulp! de los Redondos… Pero sufrió muchísimo porque, siendo mujer, no la dejaban hacer sus canciones. “Los de la industria discográfica son carniceros, no saben nada: te tratan como si fueras un pedazo de jamón de un almacenero. Pero esa lección ya la aprendí: hoy prefiero que sólo la música sea la prioridad y que mi alma quede en paz”.

Durante esos años ‘80, desaparecieron los timbres musicales de los colores naturales de la naturaleza y el hippismo rockero, y surgieron la oscuridad y el glamour de la new wave y el tecnopop. Y en Argentina desembarcó el tricolor reggae. En ese lapso de alegría democrática, las reinas fueron Las Viudas e Hijas de Roque Enroll; Yorio editó cinco discos a tono con la época, con varios hits de acabada poética que sonaron fuerte por la radio. Pero la canción que más impactó en el corazón de una pequeña adolescente que tendría gran futuro rocker, fue Quiero ver, quiero ser, quiero entrar , una reversión de un himno de Porsuigieco de 1976, “Tenía 13 años”, nos cuenta Erica García, “estaba de campamento, y había una chica en el fogón que cantaba esa canción tan bien con la guitarra, que yo me moría de emoción”. Erica admiraba más que nada a Celeste Carballo -porque además de cantar, tocaba y componía- pero ¡tanto le gustaba esa canción de María Rosa!... que 25 años después, en su último show de hace unas semanas en el Café Vinilo, invitó a la Yorio, y juntas cantaron una hermosa versión de esa canción.

Ya en los noventa, las rockeras argentinas por excelencia eran Hilda Lizarazu y Fabi Cantilo, coristas de Charly y Fito. En 1992, este último viajó a Madrid, donde por entonces vivía la Puyó, a grabar un disco nuevo. “Estoy buscando una negra que cante en español”, le dijo Fito al verla en un show de Los Rodríguez, y esa noche fueron a grabar los eternos coros de El amor después del amor . Y si bien al día siguiente Claudia tuvo que salir a tocar en los subtes para tener algo para comer, poco después comenzó una gira de dos años y medio con el exitoso Paez, que la relanzó en el circuito local.

Y llegó Erica García. Ella armó Matavioleta, un trío de power rock, bien a tono con los climas dominantes del arte de la época: tormenta expresiva para los fríos años menemistas. Erica vivió diez años con Ricardo Mollo de Divididos, donde “apendí todo lo que hay saber de la escuela del rock” y se fue ocho años a Los Angeles, a abrir la caja de Pandora. “Con los Divididos crecía a la sombra de los gigantes. No era una epoca idealista, éramos rockeras: y vivíamos con los tipos de zona oeste. Entonces mi ser artístico me demandó separación y me permití volar a salir a ver el mundo”. Fue apadrinada por Devendra Banhart, experimentó con todas las músicas que quiso, abrió un espacio de arte, fabricó ropa, llegó al fondo del kundalini yoga… y volvió a la Argentina. En los tiempos que corren, causa risa escuchar cuando la jovencita Puyó salía, 35 años atrás, a zapar al bar Jazz & Pop para conocer músicos. Hoy, Malena -la cantante de la Spiritual Reggae Band, que organiza el homenaje a Marley- consiguió su primer show sin salir de su casa, luego de que 23 mil personas la visitaran en su espacio de myspace. Erica se entusiasmó para regresar al país luego de triunfar con sus comentarios sobre el mundial de fútbol via facebook y twitter. Musicalmente, la nueva Erica, tal como Juana Molina o Mariana Baraj (entre otras), entra en la nueva vanguardia de fusiones, y quiere llevarla a la masividad, llegando a la televisión. “Ni loca hago un refrito. Yo soy como Pettinato, hereje y freak: a pesar de ser rockera me gusta experimentar, tocar el bombo y estar en la TV”.

Pero, ¿por qué el reggae encantará tanto a los argentinos? “Es que es una música espiritual”, cierra la Yorio, “a mí me hace acordar a cuando tarareaba gospels a mi hijito bebé para hacerlo dormir, o cuando en los últimos años a veces nos juntábamos con Charly y Migue, a celebrar cantando juntos para recibir a un año nuevo. Armonía familiar.” «
CLARIN

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