rock argentino

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Música
Influencias del folclore en el rock

Entre charangos, gatos y chacareras

El rock nacional a lo largo de su historia ha tenido influencias de la música folclórica, desde Arco Iris a León Gieco; y en la actualidad Los Piojos, Divididos, Almafuerte y Arbolito fusionan los ritmos autóctonos con la actitud rockera en buscada de una identidad propia.


En la década del ’70 el grupo Arco Iris, liderado por Gustavo Santaolalla, sorprendía al ambiente del rock al realizar fusiones con el folclore latinoamericano y plasmar en una de sus primeras placas una zamba. En 1973 el interés por los ritmos autóctonos los llevó a realizar un viaje por el norte de la Argentina donde compartieron vivencias con los aborígenes que les sirvieron para terminar un proyecto controvertido llamado: Sudamérica o el regreso a la Aurora, en el cual grabaron una ópera en la que mezclaron ambos géneros. En 1975 editaron Agitor Lucens V, en la que siguieron mostrando las influencias de las culturas indígenas y explorando los ritmos folclóricos. Estos fueron considerados los primeros intentos de acercamiento entre el rock y la música popular.

A mediados de la década del ’70 Litto Nebbia convocó al bombista Domingo Cura y al Chango Farías Gómez, entre otros, y grabó Fuera del cielo en el que fusionó folklore y rock.

León Gieco, emblema del rock nacional, a mediados de la década del ’80 decide grabar - después de una gira que realizó con Mercedes Sosa- De Ushuaia a La Quiaca, II y III, en el que registró, acompañado por Santaolalla como productor, a músicos folclóricos en su ambiente natural.

A comienzos de 1990 dos bandas importantes, como Divididos y Almafuerte, decidieron hacer mixturas entre la música nativa y el rock “crudo”. El grupo de Ricardo Mollo en su placa, Acariciando lo Aspero, incluyó la baguala Haciendo cola para nacer; y compartió escenarios con artistas populares como el Chango Spasiuk. En el disco La era de la boludez, producido por Santaolalla, incluyeron las chacareras Huelga de Amores, y Ortega y Gases, además del himno folclórico El Arriero de Atahualpa Yupanqui. Por otro lado la banda liderada por Ricardo Iorio en su primera placa, Mundo Guanaco, incluyó los temas típicos Zamba de Resurrección, y De los pagos del tiempo de José Larralde, de quién Iorio es admirador y lo invitó a compartir escenario en varias presentaciones en el estadio Obras.

Ultimamente la banda de rock que más se ha acercado a las raíces folclóricas es Arbolito, la cual apadrina por el Chango Farías Gómez y Osvaldo Bayer, logró fusionar charango, quena y violín, con bajos y batería. Esa mixtura particular los hace resistidos por los rockeros y folcloristas tradicionalistas. “Nosotros venimos del rock, pero estuvimos muy influenciados por nuestros viejos que escuchaban folclore, y no veo mal que se mezclen. Es un nuevo estilo”, dice Ezequiel Jusid, uno de los tres integrantes de esta nueva banda que camina por escenarios de peñas y pub.

También artistas de la talla de Gustavo Cordera (Bersuit Vergarabat), Fito Páez y Andrés Ciro (Los Piojos) se han visto influenciados por la música originaria de la Argentina y de autores como Sixto Palavecino y Ricardo Vilca.



El rock de las peñas
Una banda con sonido particular

A simple vista y por la forma de vestir con zapatillas, remeras “viejas” con leyendas “en contra del sistema” y pelos largos, se asemejan a una banda de punk, pero Arbolito cuando sube al escenario con sus instrumentos: quena, charango, violín, violonchelo, bajo, guitarra y batería; tiene más parecido a los Tekis – grupo folclórico del norte argentino- que al rock duro.

Agustín Ronconi, Pedro Borgobello y Ezequiel Gutiérrez, fuertemente influenciados por el Chango Farías Gómez y Víctor Jara, decidieron buscar una mixtura entre el rock y el folklore, pero sin dejar el predominio de Spinetta y Los Socios del Desierto.

En su repertorio se escuchan desde bagualas, chacareras y zambas con base de rock and roll hasta candombes. La alquimia que producen con sus instrumentos los transforman en una banda difícil de encasillar, pero con un sonido muy particular.

Con tres placas en su haber, resaltan temas como: La arveja esperanza, Sariri, y Sería Miseria, entre otros. Sus letras son una reminiscencia de aquellas bandas de rock de ideología de izquierda que cantaban en contra de lo que sucedía en la década del ’70.

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