Mauricio Rosencof reportaje fotografico del encuentro en Roma

Mauricio Rosencof reportaje fotografico del encuentro en Roma

"Había una vez una mujer que vivía con sus hijos en las proximidades de un gran basural, esos lugares por donde transita la basura quedándose. Y esta señora trabajaba cuidando los chanchos de un patrón, que además de chanchos tenía otras propiedades"
Por Hèctor Tierno



Pistoia, 10 de octubre de 2009.

Si “el buen día se ve por la mañana”, el primer encuentro con Rosencof en Pistoia anuncia unas espléndidas jornadas para las actividades programadas.

El encuentro con Mauricio Rosencof inauguraba una biblioteca. Elijo este hecho, entre los tantos que podrían destacarse, y creo que entenderán el por qué en las mismas palabras de Rosencof.

Porque hablando de bibliotecas, recuerdo una historia -dijo- que otras veces ya he narrado.
Había una vez una mujer que vivía con sus hijos en las proximidades de un gran basural, esos lugares por donde transita la basura quedándose. Y esta señora trabajaba cuidando los chanchos de un patrón, que además de chanchos tenía otras propiedades.

El chiquero no era muy lejano, pero los niños recordaban, y recuerdan, que ella pasaba allí muchas horas. Y ellos también trabajaban; su tarea era la de juntar comida para los chanchos en ese gran basural, cada día renovado, pero siempre allí maloliente. Juntaban comida para los chanchos y también ellos algo pellizcaban; casi siempre también jugaban un poco, con algo que encontraban o simplemente por jugar. Por supuesto que su madre no les iba a decir nada por jugar un rato, o por jugar con algo encontrado. La única recomendación importante que siempre les hacía era:

- Si encuentran un libro no jueguen con él. Los libros tráiganlos para casa, que los limpiamos y se los leo.
Rosencof narró esta historia con la alegría y para la alegría de quien inaugura una bliblioteca pública, chiquita o grande que sea (será grande si logramos que tantos la frecuenten, dijo uno de los organizadores presentes); pero también la narró con esa alegría de juglar que regala sueños y siempre ha soñado; y agregó luego, con el legítimo orgullo de su ser político, que su municipio, el Municipio de Montevideo, ha incluido la entrega de libros junto a la canasta de artículos de primera necesidad (arroz, pasta, harina, azúcar, ...) que la municipalidad distribuye a las familias asistidas por los servicios sociales; él lo dijo con su legítimo orgullo de formar parte de una administración municipal que tiene esa fantasía, juglar como la suya, y los uruguayos que estábamos allí escuchándolo y los uruguayos que andamos por el mundo, la repetimos y la pasamos de boca en boca, con el orgullo de saber que esa es nuestra gente.



Quisiera contarles cada detalle de este día inaugural. Y lo primero que se me ocurre es agradecer a la Asociación cultural “Il Funaro” por la magnífica hospitalidad y sensibilidad organizativa. Porque si uno empieza a contar como fue, lo primero que aparece es la hermosura del lugar y la sed vital de su gente. Cada detalle estaba pensado, no sólo como decoración estética sino como ayuda para sacarle jugo al encuentro. Las lecturas que hizo Mauricio Rosencof de algunos de sus textos, fueron luego prácticamente recitadas en italiano por un representante de la asociación. Nos habían recibido en un amplio patio, justamente lugar de encuentro, de saludos y de abrazos, pero las lecturas las escuchamos como reunidos en asamblea, sentados en círculo, y varias veces, en medio de ese círculo, la música de una guitarra acompañaba a las palabras; juglares y guitarrista, y gente que al final preguntaba y compartía.



A la pregunta sobre la línea política de otros países americanos, una respuesta clara: Soy escritor, soy hombre político, y de alguna manera hoy también soy representante del gobierno uruguayo; la pregunta daría para un encuentro especial, pero hoy puedo decirles como hombre político, y como dice la Biblia en el Eclesiastés, “Cada maestrito con su librito”, el Uruguay intenta desarrollar un proyecto de justicia social con su gobierno, para nuestra realidad uruguaya. Lo creemos de justicia social y adecuado para nuestra realidad.






Y terminado todo, mientras nos mostraban la biblioteca inaugurada, mientras Mauricio Rosencof hacía autógrafos para Lisa y para Piero, y para alguien que su mamá no pudo venir porque está enferma, mientras todo eso seguía la charla, discutiendo sueños, cada cual con su cada cuala.



Finalmente, un agradecimiento muy especial para Diego Símini, uno de los inspiradores fundamentales de estas actividades vinculadas con la presencia de Rosencof en Italia. Allí en Pistoia, parte de lo que se decía se lo perdió, como quizás un poco todos los que estuvimos, enredados con las emociones que hacían mucho ruido.



MAURICIO ROSENCOF EN ROMA

por Hèctor Tierno

REPORTAJE FOTOGRAFICO

por Julio Boffano



Quien es Rosencof, lo explica la Embajada Uruguaya en Roma a todos los lectores italianos.

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