De: Carlos Gardel
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Escayola, más allá de Gardel
Particularmente queríamos saber más de las relaciones entre el Coronel Escayola y el General Máximo Santos. Francamente, queríamos más de Gardel antes de Avlis, pero Alberto Moroy no es fácil de conmover cuando se trata de temas trillados. Obtuvimos en cambio un retazo de historia digno de un viaje que no nos llevará a las acrobacias genéticas de Escayola, pero sí al dispendio que supo compartir con los grandes personajes de la época, capaces de gestos generosos pero para nada conmovidos por las diferencias sociales. Eso sí, no resistimos la tentación de encabezar con una comparación fotográfica de padre e hijo, que no es concluyente pero “tiene algo”.
En todo caso, para los que no andamos con patrioterismos el asunto de Gardel nos queda claro: no era francés, era argentino. Y no lo era de nacimiento, sino porque fue su voluntad nacionalizarse; era lo menos que podía hacer por el país o más bien la ciudad en la que edificó su prestigio. Era un porteño que amaba su ciudad. Así que esa sin discusión era su nacionalidad y basta escucharlo cantar en francés para saber que no podía pronunciar satisfactoriamente ni el nombre de un perfume.
Ahora, ¿dónde nació Gardel?. Al Editor le queda clarísimo porque conoció a Erasmo Silva Cabrera (Avlis), un tipo que cuando se le ponía algo no descansaba hasta encontrar toda la documentación necesaria. Y la documentación es muy concluyente; Gardel viajó con ella hasta su muerte y en la escritura de su famoso chalet en Punta Gorda (Uruguay) da cuenta de su nacimiento en Uruguay. ¿Quién miente en una escritura? Nunca dejó de reconocer su origen aunque solo cuando lo apremiaban para que lo dijera o cuando andaba por Paysandú o Tacuarembó. La explicación de que había sacado documentación uruguaya porque era un cobarde que se quería escabullir de la obligación de defender a su patria francesa es canallesca, Gardel no la merece.
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http://viajes.elpais.com.uy/?p=574
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El Oriental


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