Centenario El filósofo de los medios electrónicos:
El mensaje de McLuhan en la era del tablet
Se cumplen cien años del nacimiento del autor que puso en nuestras bocas conceptos como "aldea global" o "edad de la información" y que cinceló para la posteridad eso de que "el medio es el mensaje". Famoso en su época, muchas de sus intuiciones describen realidades que ni siquiera alcanzó a experimentar.
Juan Ignacio Rodríguez Medina
ay pensadores que han tenido la buena y mala suerte de dar con una frase, una oración que condensa su pensamiento. Buena suerte porque lo hace impactante, accesible. Mala suerte porque reduce, fija a la gente en ellas y los hace obviar el resto de la obra e incluso malentenderla. Son verdaderos eslóganes que hacen célebres a sus autores. "Pienso, luego existo" (Descartes), "Dios ha muerto" (Nietzsche), "De lo que no se puede hablar hay que callar" (Wittgenstein), "La existencia precede a la esencia" (Sartre).
El mundo contemporáneo -entiéndase: el global, interconectado, veloz, instantáneo, masivo- tiene su propia celebridad intelectual: Marshall McLuhan y su eslogan "el medio es el mensaje". Lo lanzó en 1964 en "Comprender los medios de comunicación. Las extensiones del ser humano", un libro que implantó en nuestra jerga conceptos como "aldea global" o "edad de la información". ¿A qué viene la referencia? Bueno, simplemente a que en 2011 se cumplen cien años del nacimiento del hombre que en la solapa de uno de sus libros es ungido como "profesor, profeta, poeta y provocador".
El hombre tribal
En un mundo adicto a internet y a las nuevas tecnologías de la información, donde el lugar de encuentro diario es Facebook o Twitter, donde uno puede pagar cuentas y comprar sin mirarle la cara a nadie, donde vemos guerras y revoluciones en vivo, donde tambalean las tradicionales industrias y tecnologías culturales (el disco y el libro, por ejemplo), donde un accidente minero se convierte en espectáculo de masas y sus protagonistas en celebridades. En ese mundo, ¿por qué interesa McLuhan? Porque escribió cosas como ésta: "El circuito eléctrico ha demolido el régimen de 'tiempo' y 'espacio', y vuelca sobre nosotros, al instante y continuamente, las preocupaciones de todos los otros hombres". Hoy puede parecernos evidente, pero en los años sesenta no tanto.
Y aún así cabe una aclaración. Eso de que "el medio es el mensaje" no se refiere sólo a los medios de comunicación de masas, sino a cualquier medio: la imprenta, el ferrocarril, la ampolleta, la rueda, la electricidad. Con esa oración, McLuhan enarbola una tesis que cuestiona la distinción entre medio y mensaje, entre forma y contenido; no, dice McLuhan, el medio es el contenido, la forma precede al contenido. Lo que nos informa -nos educa incluso- es el ferrocarril, la imprenta o el libro, el instrumento. Por eso afirma: "Modelamos nuestras herramientas y luego éstas nos modelan a nosotros"; "nos convertimos en lo que contemplamos".
Entendido eso, la cuestión para McLuhan es el mundo que inducen los medios electrónicos (televisión, avión, radio, computador, etcétera). El hombre anterior era el de la imprenta de Gutenberg, el "hombre tipográfico": "El alfabeto y la tecnología de la impresión han promovido y estimulado un proceso de fragmentación, un proceso de especialización y de separación". En contraste con eso, McLuhan visualiza que con la "interdependencia electrónica" emerge un mundo unificado y envolvente, ese que demuele el régimen de "tiempo y espacio", un mundo en el que todos podemos reunirnos en torno al mismo evento, como en las antiguas tribus, como en una aldea, pero global.
Metafísica pop
Lewis H. Lapham, en su introducción a "Comprender los medios de comunicación", explica que a los pocos meses de ser publicada, la obra logró estatus de "Escritura Sagrada e hizo de su autor el primer oráculo de su tiempo". Un papel, el de filósofo pop, que McLuhan aceptó y alimentó sin problemas.
El mismo Lapham recuerda que el New York Herald Tribune lo erigió como "el pensador más importante desde Newton, Darwin, Freud, Nietzsche, Einstein y Pavlov". Fue portada de Newsweek y Partisan Review. Llamó la atención de Tom Wolfe, Robert Raushenberg y Andy Warhol, entre otros. John Lennon y Yoko Ono visitaron su centro de estudios en la Universidad de Toronto. Hasta grabó un LP en 1968. Y cómo olvidar su participación en la película ganadora del Oscar, "Annie Hall", de Woody Allen: Alvy Singer (el personaje que interpreta Allen) está en una fila junto a Annie Hall (representada por Diane Keaton) para entrar al cine, cuando detrás comienza a oír a un intelectual -uno de esos muy graves y serios sabelotodo, engoladísimo- que dicta cátedra sobre Fellini y Beckett y que remata citando a McLuhan. Singer pierde la calma, mira a la cámara y reclama: "¡Qué sabe éste de Marshall McLuhan!". El intelectual oye, habla a la cámara también y lanza sus credenciales: imparte un curso sobre televisión y cultura en la Universidad de Columbia. Singer camina hacia un cartel, toma del brazo a alguien que se esconde detrás del mismo; es McLuhan en persona, quien se dirige al intelectual y le espeta: "He oído lo que decía. Usted no sabe nada de mi obra, en su boca mis ideas suenan a falacias". Fin de la discusión.
En un artículo de 1969, Theodore Boszak escribió sobre McLuhan: "Pescó un buen sector de la comunidad intelectual justo cuando iba jugando hacia lo camp y lo pop. Ahí van los carteles de Batman y Bogart a las paredes de todas las salas de Norteamérica y McLuhan a los estantes. La lata de sopa Campbell se convierte en objeto de arte y el espectáculo de Jack Parr en tema profundo de análisis filosófico. Si vamos a tener arte pop, ¿por qué no tener también metafísica pop?".
Católico a lo Chesterton
McLuhan nació en Edmonton, Canadá, el 21 de julio de 1911, y murió el 31 de diciembre de 1980. Entremedio estudió lengua y literatura inglesa, primero en su país y luego en Cambridge, donde se doctoró en 1942. Venía de una familia protestante, pero conoció la obra de Chesterton y se convirtió al catolicismo. Sí, uno de los gurús de los rebeldes años sesenta y setenta fue un devoto católico que leía la Biblia a diario y comparaba todas las noches diferentes traducciones de la misma, un católico que camino a almorzar se detenía a hacer sus oraciones en una iglesia y que eligió como epitafio una frase de San Juan: "La verdad nos hará libres".
Luego de su paso por Oxford, McLuhan deambuló por distintas universidades hasta asentarse en la de Toronto, donde hizo clases hasta su muerte. Allí conoció a Harold Innis, un economista cuyos estudios sobre los efectos que ejercen los medios de comunicación en las sociedades fueron decisivos para afincar a McLuhan en esa temática.
El trabajo de McLuhan ve su primera obra en "La galaxia Gutenberg. El nacimiento del hombre tipográfico", de 1962 ("la imprenta creó el individualismo y el nacionalismo en el siglo XVI"). Luego, en 1963, la Universidad de Toronto creó, para retener a McLuhan, el Centre for culture and Technology -hoy The McLuhan Program in Culture and Technology.
Tras publicar "Comprender los medios de comunicación" -su obra principal-, McLuhan se dedicó a volver sobre el punto y desarrollar sus implicancias en diversas obras como "El medio es el masaje" (una reformulación del eslogan original, en el sentido de que el mensaje moldea o masajea al usuario) o "Contraexplosión". En ellas agudiza el estilo aforístico que en parte explica su impacto popular. Cuatro botones de muestra: "Los medios son extensiones artificiales de la existencia sensorial"; "cuando este circuito aprende a cumplir su tarea, ¿qué piensa usted hacer?"; '"venga a mi oficina', le dijo la computadora al especialista"; "el libro es una prolongación del ojo... la ropa, una prolongación de la piel... el circuito eléctrico, una prolongación del sistema nervioso central".
Hay quienes vinculan su catolicismo con el perfil espiritualista, y a veces casi místico, que parece alcanzar su visión sobre los medios de comunicación electrónicos, incluso se llegó a ver en su obra un "misticismo científico", según recuerda Lapham. El propio Lapham escribe: "En sus momentos más trascendentes y optimistas, se deja llevar por un misticismo utópico basado en su lectura de G. K. Chesterton y en su conversión al catolicismo a los veintitantos años de edad... McLuhan cree también que la unificación de las redes electrónicas de comunicación podría devolver a la humanidad un estado de bienaventuranza no muy distinto del que se dice que existió en el Jardín del Edén".
Es cierto, McLuhan hablaba de "retribalización" y "desalfabetización", pero Robert Logan -quien trabajó seis años con él- descarta el nexo con la religión; de hecho, en un artículo cita a McLuhan, quien señala: "Soy un católico romano y la Iglesia católica romana está tan aturdida como lo estaba en la época de Gutenberg. ¡Aún más! Todavía buscan líneas y planos que ya no existen".
Twittero, no profeta
Más allá del personaje y su celebridad, ¿qué evaluación se puede hacer de las reflexiones de McLuhan? Carlos Scolari es profesor de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona y organizador de "Understanding Media, today" -un encuentro que se realizará el 23, 24 y 25 de mayo y que promete reunir en dicha ciudad a los principales expertos en la obra del canadiense- y contesta así dicha interrogante: "Nunca fue un futurólogo, siempre reflexionó sobre los procesos que veía a su alrededor y los confrontaba con procesos similares ocurridos en el pasado. Ahí está la riqueza de su visión: encuadró evolutivamente procesos contemporáneos como el surgimiento de un nuevo medio -la televisión- en los años '60. Ahora bien, yo creo que los medios masivos están perdiendo su centralidad en nuestra cultura. Inclusive algunos corren el riesgo de extinguirse a corto o mediano plazo. McLuhan fue un teórico de los medios masivos, pero hoy, ya en el siglo XXI, vemos cómo poco a poco esas formas de comunicación deben ceder espacio a los nuevos medios colaborativos y las redes sociales".
Es decir, un mundo con "audiencias fragmentadas" y "múltiples experiencias de comunicación" que matiza el legado teórico de McLuhan: "La 'aldea global' ha estallado en millones de actos de consumo individuales, en dispositivos diferentes y con contenidos diferentes", piensa Scolari, quien concluye: "McLuhan reflexionaba sobre un ecosistema diferente, pero su visión y forma de abordarlo siguen vigentes".
De todos modos, hay textos de McLuhan que se acercan mucho a una descripción del mundo actual, pero claro, no son profecías, sino proyecciones producto de un análisis de la realidad que observaba: "Estamos en condiciones de transferir todo el espectáculo a la memoria de un ordenador"; "el espectacular aumento de los niveles de información produce augures del desarrollo económico. Las transacciones comerciales tienden cada vez más al intercambio de conocimiento en lugar de mercancías".
Incluso, Robert Logan reconoce en Mcluhan proyecciones de lo que sería internet: "En su respuesta a la pregunta sobre 'cómo estaba afectando el computador a la educación', McLuhan dio una descripción casi exacta de internet: 'El computador en la educación está en un estado muy tentativo, pero básicamente representa un acceso acelerado a la información y cuando es aplicado al teléfono y a la Xerox [la fotocopiadora] permite acceder a las bibliotecas del mundo, casi inmediatamente, sin demora'".
¿Cómo viviría McLuhan hoy? Responde Scolari: "Hubiera sido una gran twittero con millones de 'followers': su capacidad para crear aforismos, frases breves contundentes y de carácter viral lo hubiera convertido en un personaje muy popular en las redes. La disolución de las divisiones tajantes entre ocio/trabajo o entre lo público/privado seguramente le hubieran interesado mucho. Esto me recuerda una de sus reflexiones: "observar al otro e invadir su privacidad se ha convertido en el principal negocio de la humanidad. Todos nos hemos vuelto porosos". Parece que hablara de Facebook, ¿no? Pero esto McLuhan lo dijo en 1977, siete años antes del nacimiento de Mark Zuckerberg".
En pantalla A la derecha, McLuhan y su aparición en "Annie Hall", de Woody Allen. También grabó un disco, "El medio es el masaje", como muestra la carátula de arriba.
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ervicios El Mercurio
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CHARRUA( uruguaya ,oriental o yorugua)------------------la primer CHARRUA( uruguaya ,oriental o yorugua) que fue jurado del Metropolitano de Tango y del Jurado Mundial ,por merito propio,ahora seleccionada como "maestra reconocida mundialmente",dara un Seminario de Alta Intensidad en el Mundial.No solo es futbol mundial el Uruguay."Tanguera Ilustre de Buenos Aires" "Condor de Oro de San Luis,Argentina....Quien es? L.L. pasion,voluntad y tecnica.Tecnica,voluntad y pasion.Abriendo caminos para Uruguay,embajadora cultural de este Paisito que es un gran Pais con mayuscula. --
Ver .The one,
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