el rock segun GUSTAVO CORDERA

Sábado Show

Cordera suelto
"El rock está herido de muerte"
Residente de La Paloma, el músico saca un disco solista y empezará la gira por Uruguay


Instalado hace siete años en La Paloma, en una casa enquistada en un monte de pinos, Gustavo Cordera, se transformó. Luego de aquel rock combativo de los `90 con la Bersuit, presenta ahora el disco Suelto, un repertorio solista de 11 canciones de amor, donde no grita, no insulta y las palabras salen de una garganta que no parece la misma de Sr. cobranza o La bolsa. Alejado de la locura de Buenos Aires, "El Pelado" está la mayor parte del tiempo en su casa rochense, tiene una mini huerta, toma mate a la uruguaya y pese a las cuatro estufas a leña que instaló, pasa un frío que dice no padecer. "La Paloma tiene algo fundamental que es la vida de barrio. Mis hijos van a escuela pública, andan libres, en bicicleta y la gente es muy sencilla. También hay muchos artistas que se juntan para hacer música. Acá, se desinflama la ambición", dice mientras abre el paquete de galletitas y empieza la entrevista, fijada por él a las 9:00 de la mañana.

Suelto salió a la cancha hace poco menos de un mes y sorprendió a propios y extraños. Para empezar, es el primer trabajo solista de Cordera y ya muchos hablan de separación de la Bersuit, una banda emblema con 21 años de historia. Él reconoce que el grupo "está en crisis" y que contra ella, los mismos integrantes decidieron explorar caminos solistas ("o espacios de libertad", como les llama) para dar aire al grupo. De hecho, todos han seguido o seguirán el camino de Cordera y sacarán trabajos solos. En Suelto, también, participan varios integrantes de la banda.

Y al final... "Podemos no volver porque de repente este camino (solista) nos encanta. Y es como la pareja, cuando vivís otras situaciones y te gusta, no volvés", reconoce "El Pelado".

Del otro lado, están también los miembros de la "barricada" de Bersuit, una hinchada dura que quedará descolocada con este nuevo trabajo de Cordera. Él es consciente y añade: "Ya le dije a la monada, que me dé esta posibilidad. No compren el disco, no vayan a verme a los conciertos porque se van a sentir defraudados o traicionados. Más honesto con mi gente no puedo ser".

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www.deciquesi.com Así, Suelto de Bersuit y de sus seguidores más fundamentalistas, Cordera se anima con un repertorio de amor -aunque lejos de la balada- y de introspección. Y todo "made in La Paloma". "Aquí es donde se gestó el disco, en este ambiente. La naturaleza invita a una introspección y al repliegue; todo a una velocidad muy distinta al colectivo echando humo, a la gente corriendo, al encierro de los apartamentos. Toda la poesía urbana se desprende de acontecimientos violentos, que fue lo que yo curtí durante muchos años". Y como origen, Uruguay -y más precisamente Rocha- será el punto de partida de la gira de Suelto, que arrancará en julio o agosto. Después, este Cordera sin pijama se presentará también en Salto, Mercedes y Montevideo, todo esto antes de cruzar a Buenos Aires.

-¿Qué cambió en vos para este trabajo?

-La gente me pregunta eso. Y la verdad que no cambié en nada porque cambiar es sacar una cosa y poner otra. Hubo sí una transformación, que significa que algo se despliega de otra cosa. Lo que quiero decir es que de ese barro, de esa combustión llamada Bersuit se desprendió lo que queda después de las emociones, de las pasiones, del fragor de la lucha.

-Decís que Bersuit está en crisis, ¿a qué se debe?

-Es una crisis que se revela en todas direcciones. Se separa Attaque 77, Los Piojos, para La Renga y no se sabe cuándo va a volver, se separan Los Redondos, Los Pericos, Soda Stereo y no hay un recambio. Una cosa es que se separe una banda y un movimiento nuevo avanza y toma su lugar. Pero hoy existe el agujero y nadie lo quiere ocupar porque la crisis no es solo nuestra, sino de todo el movimiento en general. El rock está herido de muerte, agoniza. Y lo hace porque, a mi modo de ver, tiene una ideología fascistoide, machista y rígida que termina siendo aburrida, porque si divirtiera, uno soportaría semejante estupidez, pero aburre. Entonces, creo que las bandas que pueden sortear este mal momento son aquellas que incorporan la frescura de la murga, del candombe. Como hacen La Vela Puerca y No Te Va Gustar, por ejemplo.

-¿Cómo definirías Suelto?

-Es esto. La exploración de un camino de solistas como forma de abrir ventanas. Todos en Bersuit tomamos este camino. Juan (Subirá) sacó su disco, Albertito Verenzuela también. Todo esto tiene la intención de liberación, de que cada uno sienta esa frescura de liberarse de las ataduras. A mí, este disco me produjo esa sensación de relajación, de salirme de una cárcel. El último disco de Bersuit reveló la crisis; es el más intrincado, más separado. A partir de ahí, surgió del mismo grupo la idea de los discos solistas. Yo soy una persona muy leal y al principio consideré que estaba faltando a la lealtad bersuitera, pero después me pregunté: ¿por qué no?

-En los `90, la Bersuit se caracterizaba por sus canciones combativas, ¿qué cambió en ustedes o en el tiempo para que dejaran de hacerlo?

-En ese momento, la energía era esa, el enfrentamiento, el resentimiento porque estaba ocurriendo algo que producía eso en una persona sensible. Es lo de Señor cobranza o El estallido. Hoy, me parece que la protesta violenta termina dándole más poder al poder, más policías, más control, más dinero en guerras. Pero lo que el poder no va a ser nunca es neutralizar el poder transformador del amor y de la conciencia. Es un trabajo más arduo y lento, pero más efectivo.

-Entonces no protestás más...

-Sí, yo veo que los jóvenes salen y se manifiestan y me emociona. Yo soy eso. No cambié, sino que ahora estoy desplegando otro tipo de conciencia que es más suave, pero también más poderosa. Nosotros confundimos suavidad con debilidad. Pero no. Si no, pregúntenle al agua que de a poquito puede terminar con todo.

-¿Suelto es el disco más tuyo?

-No puedo hacer ese juicio. Cuando hicimos Don leopardo, yo estaba enamorado de ese disco, aunque eran otros momentos, de locura, de cocaína, de reviente.

-Viviendo acá, ¿escuchás música uruguaya?

-Sí, mucha. Es como dijo una vez "El negro" Rada: `Uruguay es una caja de música`. Hay mucha gente que sabe hacer canciones. Acá mismo, en La Paloma, me he juntado con mucha gente y no dejo de sorprenderme de cómo tocan y cantan. De hecho, estamos armando un estudio en La Paloma. Me encanta todo el cancionero popular que hay, con guitarreros con buena mano, con swing para el tango, la murga, el candombe, las milongas camperas. Estamos empezando a vivir en una frecuencia en que hay avidez por lo diverso; toda esa cosa rebelde que ha tenido el rock de aplastar a las demás músicas, se está cayendo a pedazos. Ahora, estoy experimentando con milongas camperas, toco con gente de acá, con Julio Víctor González, el Zucará, con Cacho Piriz, con Rosario, que es la maestra de música de los chicos de acá. Estamos haciendo unas canciones que, cuando se conozcan, le gente va a decir: ¡qué bárbaro! Son temas de ellos, música del lugar. Y yo soy un provocador; puedo provocar que nos agarremos a piñas o que esa música se escuche, mi talento es provocar.

-En Suelto, cantás con mujeres, ¿te cansaste del machismo?

-Sí, me abrí a ese costado, me rebelé contra mi propio machismo, contra mi propia ceguera. Porque descubrí que cuando merma la energía sexual o cuando se transforma, se despiertan otras cosas y que quien fue bigotudo y macho cuando joven, termina siendo puto de viejo.

-El último tema, No hay monstruos invencibles, lo cantás con tu hija Yanela, de 10 años, ¿cómo surgió?

-Eso nació una de las siete veces que me robaron, acá, en La Paloma. Mi hija no dormía y eso había generado mucha bronca hacia los que entraron a robar, no de parte mía. Yo, en algún momento de mi vida, también robé, entonces consideraba normal que eso me suceda. Entonces, esa canción fue una forma de liberar a esas almas que entraron a robar y también a mi hija. Yo siempre le cantaba canciones a mis hijos para alimentar la fantasía y que durmieran tranquilos. Y ese día le canté esa canción a Yanela y fue cómo un bálsamo para ella.

-Dijiste que cuando te entraron a robar, no le tuviste bronca al ladrón...

-No. De hecho, le agarraron y fui a verlo a la comisaría, le llevé comida y paré a la Policía porque le estaban pegando. Yo soy de la calle y tengo sensibilidad y respeto la evolución de las personas. Me da mucha más confianza un chorro, que se juega la vida entrando a una casa, que un intendente.
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