Comparto con ustedes una reflexión, un análisis que jamás será objetivo y menos aún certero, pero que está abierto a lo que ustedes aporten a esta observación -desde un lugar de profundo interés y de absoluta independencia como es el mío.
Con muchos de ustedes ya fui conversando, fugazmente, entre enojada, asustada, sorprendida y triste. Algunos de ustedes -la mayoría- no lo tomaron de la misma manera, y hubo quienes creyeron ver una regia oportunidad para renovar o directamente modificar, la crítica y el periodismo sobre danza y lenguajes escénicos alternativos contemporáneos. Quisiera sumarme a esa opinión, pero antes volcar en este correo -que subiré al blog- la forma en la que he ido siguiendo los acontecimientos.
La investigación y divulgación periodística sobre danza hasta hace algunos años, quizá comienzos de este siglo, se limitaba a esferas propias del medio -o comunidad, entendiendo que existe una serie de individuos y grupos dedicados a las artes de movimiento, que se diferencian de otras disciplinas del arte escénico, aunque no comparten mismos lenguajes. Así circularon -y aún hay muestras de ellas- variedad de revistas o artículos de especialistas y amantes de estas expresiones en medios ad hoc. Hoy podemos rastrear vestigios de esas formas de comunicación de la opinión y análisis de obras o autores, que son harto necesarias para la creación de memoria, de historicidad; además de promover el pensamiento sobre las artes efímeras.
Sin embargo, muy importante fue el salto al periodismo duro, a los diarios, a los medios masivos, alrededor de fin del siglo pasado. La llegada de especialistas y amantes de las artes escénicas contemporáneas a las columnas diarias o periódicas -obviamente siempre existió espacio en los diarios y medios audiovisuales para el ballet o expresiones populares-; favoreció la difusión y sobre todo, la mejor comunicación de las obras experimentales o modernas hacia el público no concurrente. Todavía no hay estudios que demuestren el cambio positivo que significó en la formación de nuevos públicos -y por qué no, de nuevos adeptos y participantes-, para la danza y las experiencias más novedosas en ese campo. Ipso facto, podemos concluir que fue sumamente importante, como decía anteriormente.
Este paso trascendental hacia la divulgación masiva de las artes del movimiento, cuyas razones podemos sintetizarlas en una apertura cultural hacia lo diverso y al mismo tiempo, una mayor producción de estas obras que invadieron la escena al menos en las grandes ciudades; ha sido anulado, está produciéndose un retroceso en estos momentos. Una conquista abandonada.
El periodismo especializado y la crítica periodística han cedido terreno hacia una pauperización, una banalización de los contenidos y del análisis. Desaparecieron, dando lugar con suerte a escritos que remozan las gacetillas, o se circunscriben a reportajes lineales a los protagonistas. Lo pueden comprobar buscando en los medios, en sus páginas web, a través de la palabra danza o teatro off, alternativo, experimental... Busquen cruce de lenguajes, busquen multidisciplinario, o conceptos similares. Apuesto a que mientras leen estas palabras están pensando que estoy totalmente loca con mis pretenciosidades intelectualoides. Les aseguro que hasta hace no tanto, yo escribía de esa manera en Clarín. Por ejemplo! En todo caso, habría que preguntarse si el lenguaje hay que limitarlo tanto como para que estos términos se lean sólo en los papers!
Supongamos que queda la chance de volcar estos escritos a la web, espacio por demás rico en tridimencionalidades motivantes y didácticas para el escritor y el lector, una panacea aún poco explorada... Sin embargo, la escritura sobre los temas que he enumerado, se ha visto acorralada cada vez más a blogs o páginas de especialistas, para buscadores más o menos avezados. Divulgación: casi cero.
Bajo a hechos: en la práctica, sólo La Nación tiene aún columnas dedicadas a estos temas. Algo, a duras penas, en Página 12; cuando la colega insiste mucho, en Perfil... Paremos de contar. Si la obra no tiene algún nombre propio conocido, si no tiene un mérito hecho a costa de otras características extra-artísticas, es muy difícil que se la incluya en la grilla.
Y en provincias, me tocó en estos días estar en el Festival El Cruce dedicado a la danza en todas sus expresiones: no fue ni un medio. Alguien sacó un adelanto en un diario local, y eso fue todo. Una movida que junta miles de personas, que tiene una producción esforzada y meticulosa, que lleva 11 años de actividad. Es una muestra de lo que sucede en el país...
Al mismo tiempo, la producción de danza y teatro contemporáneos, de lenguajes no (o menos) estandarizados; no cesa, es constante y ofrece alternativas de gran calidad. Los subsidios se siguen entregando -a pesar de que quizá existe un corrimiento en los criterios hacia formas más comerciales o ’populares’ (un concepto negativamente remozado en estas épocas)-; los artistas siguen creando y buscando modos de juntarse y autogestionarse. Pero hay una brecha que está dando cuenta de un estado de cosas diferente al que debemos prestar atención. Cómo contrarrestar, o cómo responder, cómo utilizar a favor, cómo leer el cambio de paradigma...? Y cómo difundir, atraer al público, darse a conocer, crear puentes entre los espectadores y las obras; cómo y dónde escribir?
Qué harán los artistas, los nuevos creadores, los de más trayectoria, qué harán los agentes de prensa con estos clientes; y qué haremos nosotros, los críticos y periodistas especializados e interesados???
Particularmente, pensaba en darle cuerpo, es decir, papel, al material escrito: desarrollar un periódico sobre danza y artes escénicas experimentales. Si pudo Balletin Dance, por qué no? Sin embargo me frena el hecho de volver a las publicaciones cerradas de antaño... Y me frena, claro está, la empresa por demás azarosa -y cara-.
En ese momento de la reflexión estoy. Comparto, insisto, para conocer sus opiniones.
Gracias y saludos
ALE COSIN (periodista-crítica de danza y teatro)
BLOGS:
http://alecosinopinando.blogspot.com/
http://alecosinopinandocontingencia...
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