Florida cumple 200 años (2)
Enviado por: "Fernando Botta" tatonando@yahoo.com.ar tatonando
Vie, 24 de Abr, 2009 7:32 am
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Origen del Departamento de Florida
Las tierras que comprenden el actual departamento de Florida, eran habitadas por los indios charrúas antes del asentamiento español.
En los siglos XVIII y XIX tapes y minuanes también se dedicaron a explorar este territorio y a beneficiarse de la proximidad a la jurisdicción de Montevideo, mediante robos y saqueos en las estancias del sur.
Una parte de las tierras de Florida estaba comprendida dentro de esta jurisdicción y sometida a la ley del Cabildo de Montevideo, mientras que la zona entre la Cuchilla Grande y el río Yí pertenecía al Virreinato del Río de la Plata, con sede en Buenos Aires.
En la práctica eran tierras bajo control de indígenas y faeneros, que pasaban con sus tropas por el límite norte de esta jurisdicción, por el Camino de los Faeneros.
Jurisdicción de Montevideo: Sus límites fueron establecidos en 1724 por Pedro Millán, a poco de la fundación de Montevideo, desde la boca del arroyo Cufré, en el oeste, hasta el cerro Pan de Azúcar, al este; por el norte desde las nacientes de los ríos San José y Santa Lucía siguiendo la línea de la Cuchilla Grande hasta el cerro Ojosmín (actual departamento de Flores).
El Cabildo: La zona administrada originalmente por las autoridades de la recién creada Montevideo abarcaba los actuales departamentos de Montevideo, Canelones y parte de los de San José, Flores, Florida, Lavalleja y Maldonado.
Ante el caos y el temor que provocaban los ataques y robos de los indios tapes, en 1757, el Cabildo de Montevideo decidió construir dos fuertes como bastiones de defensa en el Santa Lucía Chico y el arroyo Casupá.
Recién en 1760 se construyó uno de los fortines, cuyo mantenimiento quedó a expensas de los vecinos y de la Compañía de Jesús.
El Fortín del Pintado fue quizá la primera construcción de importancia en el departamento.
Esa instalación se mudó en 1764 a un sitio de mayor valor estratégico, a una legua de distancia, y mejoró considerablemente sus condiciones arquitectónicas y militares.
La presencia de indígenas en la región llevó a los españoles a utilizar en 1767 el nuevo fortín como centro de operaciones militares.
Bastiones de defensa: El primer gobernador de Montevideo, José Joaquín de Viana, en 1751, se dedicó a hacer de su jurisdicción el bastión defensivo principal de la frontera del imperio español contra el embate portugués y la resistencia de los indígenas.
Compañía de Jesús: Los jesuitas fueron los primeros en poseer legalmente un latifundio en Florida.
La extensión de la estancia "de la Calera", concedida en 1746, llegó a las 100 mil hectáreas.
Fue un modelo avanzado de explotación ganadera y agrícola.
Tenía capilla, galpones, cementerio, corrales y hornos para cal, cuya producción se exportaba a Buenos Aires.
En 1767 Carlos III los expulsó del territorio y confiscó sus bienes.
Fortín del Pintado: Inicialmente se denominó Guardia de la Frontera, y estaba situado en el paraje Santa Lucía Chiquito.
El teniente Francisco Ximénez lo bautizó fuerte de San Bautista de la Frontera.
Era un fortín con un corral de palo a pique, cocina, quincho de paja y barro.
A pesar de su austeridad, la construcción demandó muchos más fondos de los previstos originalmente.
Centro de operaciones militares: El Fuerte del Pintado recibió una orden de traslado a las nacientes del arroyo Mansavillagra en 1771, una vez que se logró pacificar la campaña.
En esa zona de espesos montes y abundantes cañadas era donde se gestaban las emboscadas indígenas.
La villa del Pintado:
En las tierras norteñas de la jurisdicción de Montevideo, conocidas como paraje del Pintado, había una importante concentración de población por el fraccionamiento de terrenos, que contrastaba con la extensa y desolada zona de grandes estancias del norte del actual departamento de Florida.
En 1779 se fundó una capilla que reunió a casi 250 habitantes.
En 1790 fue promovida a viceparroquia.
Así floreció Pintado, posta en el camino de los faeneros y de los contrabandistas portugueses de paso entre Río Grande y Colonia del Sacramento.
Algunas pulperías se mantuvieron próximas al arroyo de la Virgen.
En 1804 la capilla fue elevada a curato y en 1809 el virrey de Buenos Aires designó como cura párroco a Santiago Figueredo, que asumió el cargo cuando la villa estaba en decadencia.
Las tierras de la jurisdicción de Pintado estaban comprendidas entre los arroyos de la Virgen, Santa Lucía Chico y Pintado, por el este, sur y oeste, respectivamente.
Eran las más fraccionadas de todo el departamento de Florida y donde se concentraban más habitantes.
Este pago tuvo un juez comisionado, Juan Angel del Llano y Braceras, la primera autoridad de departamento.
Grandes estancias: Las posesiones de Francisco García de Zúñiga -que compró al Cabildo la estancia de la Virgen de los Desamparados (o de la Calera), que quedó abandonada tras la expulsión de los jesuitas- sumaban la mitad del actual departamento de Florida.
Otras estancias: las de Melchor de Viana, Bruno Méndez y la estancia del Pintado, propiedad del Cabildo de Montevideo.
La capilla: La capilla del Luján se erigió en campos donados por el "Indio" Antonio Díaz.
Fue resistida inicialmente por la Gobernación de Montevideo pero luego, con los auspicios del Obispado de Buenos Aires, se inició la modesta construcción.
La ubicación geográfica de la capilla no era demasiado feliz: sus suelos eran áridos, escaseaba el agua y la leña, el predio era demasiado pequeño y carecía de ejido.
A esto se sumó la fundación de la villa de Melo en 1795 y de las capillas de Farruco y Diego González en Durazno que resultaron más atractivas para los pobladores de Pintado, que emigraron
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