Verónica D`Andrea - Ignacio Veiga

Se casa con ignacio veiga
Verónica a punto de dar el sí
El primer paso fue la convivencia. Luego sucedió la gran propuesta que se formalizará el 7 de marzo, cuando la pareja dé el sí.


Por: Mariel Varela

Solteros de toda la vida, sin hijos y rebeldes al compromiso. Ese panorama rondaba a la dupla Verónica D`Andrea - Ignacio Veiga hace poco menos de un año. Hoy, la realidad que los sorprende es bien opuesta y nueva. Doce vertiginosos meses hicieron que la pareja cambiara de parecer respecto a la negativa al matrimonio. Por eso, el 7 de marzo habrá ceremonia civil y fiesta en Villa del Prado.

Desde el parque del hotel L`Auberge y en un escenario similar al que recibirán a sus 300 invitados, Verónica D`Andrea e Ignacio Veiga contaron a Sábado Show detalles acerca de la boda.

"NOVIA FUGITIVA". Ante esta autodefinición, Nacho no tuvo otra alternativa que realizar los trámites con "cautela". Y aunque fue medido y cuidadoso, todo aconteció en cámara rápida. El novio dio el primer paso a los tres meses de iniciada la relación, tras convencerla para que se arriesgara a la convivencia. "Me iba a mudar a un lugar más grande y la invité", rememora Nacho. Ella jamás había vivido sola ni en pareja. Y aunque se encontraba cómoda en su casa porque la malcriaban bastante, la idea la tentó, y no pudo rechazarla. Pero sí puso varias condiciones. "El apartamento tenía que tener altura, buena vista, uno por piso, y a dos cuadras de la casa de mis padres. No era fácil", asegura la conductora de "Viva el verano".

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www.barbe.com.uy La búsqueda no fue simple pero al fin de cuentas resultó efectiva. Ese apartamento que hoy comparten frente al Club de Golf fue testigo de la segunda gran propuesta que involucró a la pareja. En medio de una cena, comida rica y charla romántica de por medio, el hombre volvió a tomar la iniciativa. "Si estamos tan bien, por qué no nos casamos. Lo dije yo pero fue mutuo, de común acuerdo", recuerda el futuro marido. Y a Verónica no le costó nada soltar el sí.

7 de marzo. Fue la fecha que los novios eligieron para celebrar la boda. La cita está prevista para el primer domingo del mes en Villa del Prado, y será a la tardecita.

Día y horario fue una cuestión que la pareja tuvo muy en cuenta. La ceremonia dará comienzo a las 19:30 con el fin de que "la previa" tenga lugar de día: "Nos encantan las bodas al aire libre", dicen.

¿Por qué un domingo? Fundamentalmente porque la mayoría de los invitados están vinculados al mundo del espectáculo y los sábados deben atender compromisos: "El domingo les resulta más fácil asistir", resume Verónica.

300. Es el número aproximado de invitados que verán entrar a la novia de la mano de su padre. Verónica lucirá el blanco, a pesar de que no habrá ceremonia religiosa. Y aunque tiene prohibido contar detalles acerca de su vestido, sí puede asegurar que tendrá "cositas diferentes" y se ajustará perfecto a su perfil porque fue ella misma quien lo diseñó, en conjunto con Mirtha Mainardi. "Quería una profesional con trayectoria. Si bien soy muy amiga de Pablo Suárez y Oscar Álvarez, y son todos muy buenos, con Mirtha me une una afinidad familiar", comenta. Y agrega que la modista también se encargará del vestuario de su madre.

La pareja optó por una boda íntima, donde los presentes fueran sólo aquellos con los que de verdad les interesaba compartir el momento. "Preferimos una fiesta para menos personas, pero buena. Queremos que la gente se vaya contenta y feliz", asegura Verónica.

La ceremonia civil será al aire libre, con un primer cocktail que oficiará de bienvenida, y también se servirá afuera. Al caer el sol, los invitados cambiarán de escenario para mudarse al salón. La fiesta será temática. Música, cotillón, comida y ornamentación seguirán una misma línea. La decoración tendrá un estilo "americano", y abundará "el blanco y las flores". Pero los novios prefieren no adelantar nada más a fin de que sea sorpresa: "No se puede anticipar".

El punto fuerte del evento y en el que ambos se focalizaron es la gastronomía. "Fuimos muy cuidadosos de que tuviera todo lo que a nosotros nos gustaría, y lo que pensamos que a los demás les puede gustar", cuenta Verónica. El fanatismo de la novia por los dulces explica que hayan planificado más de 30 variedades de postres.

práctica. El trabajo de la periodista sirvió en buena medida para aliviar la cuota de estrés que genera la organización de una boda.

Los años que lleva vinculada a la realización de eventos redundó en ley de ventaja para la pareja. Ahorraron gran parte del tiempo que toma la selección del tipo de gastronomía, la búsqueda del salón, los decoradores y un buen vestuarista. "Teníamos terreno ganado. Los dos sabíamos qué tipo de boda queríamos", asegura la novia.

Se acerca el gran día y es lógico que los nervios se incrementen porque aún resta ultimar cuestiones mínimas y ambos son muy minuciosos. Sin embargo, todavía no llegaron al grado de pelear por todo. "Hasta ahora no nos generó eso que dice la gente de discutir antes", menciona Nacho. "Estamos de acuerdo en todo", complementa Verónica.

Ella está "más atrás" de la organización de la boda, pero le gusta que él opine "porque la fiesta es de los dos". "Algunas cosas aporto", confirma Nacho, que se define como una persona muy detallista. Y su futura esposa se encarga de remarcar otro atributo del hombre: su buen gusto. Y para colmo, es compartido. "A los dos nos gusta lo mismo. Lo aprendimos con la decoración del apartamento, que la hicimos de cero", relatan.

Lo cierto es que los invitados disfrutarán de varias sorpresas y algún show. Habrá música para todos los gustos. "Ni todo tango, ni 100% electrónica. Vamos a meter secciones, va a haber de todo porque no es fácil equilibrar nuestro gusto con el del resto". La pareja vuelve a coincidir en cuanto a la discoteca de la fiesta, y dicho sea de paso, aprovechan para contar una anécdota. Su primera salida fue a un recital de César "Banana" Pueyrredón que Verónica tenía que cubrir. "Íbamos a ir a un partido de polo y se suspendió por lluvia", recuerdan entre risas.

tras el arroz. Habrá noche de bodas en el hotel Cala di Volpe y una escapada al exterior. Diez o quince días en una isla de Brasil es la alternativa más tentadora ya que un requisito importante es la cercanía: "No nos gusta volar", declaran.

Tranquilidad, armonía y paz serán las principales consignas de su luna de miel. "No queremos nada loco", asegura Verónica. Lo ideal es un sitio aislado para poder relajarse, con el único fin de descansar y hacer mucha playa.