El rating y la novia de la Tota

somos rioplatenses...
hay que mejorar los programas uruguayos y educar al publico...
hay buenos programas argentinos para compartir tambien...
no seamos maniqueos ni xenofobos...
**********************
PD
El rating y la novia de la Tota
(por Miguel Nogueira)



Los uruguayos sabemos bien lo que es la “invasión” de los medios y temas argentinos por sobre la agenda o las cosas que deberían importarnos un poco más. Dos fenómenos muy diferentes pero con increíbles parecidos podían constatarse hace 30 años y en el presente.

¿Qué pasaba hace 3 décadas? Si miramos la realidad de esa época podemos decir que no había cable, había muy pocas radios, no había FM, en Montevideo 4 canales de televisión y en algunas capitales departamentales uno. Treinta años después a pesar de que la cantidad de radios locales creció hasta un número que parecen demasiadas para el mercado que abarcan, que hay más canales de aire a los que hay que sumar los cables, la historia es la misma o peor. Y es que en Buenos Aires –léase Argentina- el fenómeno Marcelo Tinelli monopoliza gran parte de la programación de todos los canales y de este lado pasa lo mismo. Aunque son miles los hogares que tienen hasta 60 canales disponibles, programas como Show Match o Intrusos, son líderes en teleaudiencia en sus respectivos horarios. Horas y horas hablando “pelotudeces”. Disculpen pero no encontré mejor expresión para ser lo más claro posible. Como siempre afirma con certeza Sergio Gorzy, me guste o no, nos guste o no, esos programas acaparan también la teleaudiencia uruguaya, aunque nos llenemos la boca diciendo que “nosotros (los uruguayos) somos diferentes que los argentinos”. Lo cierto es que del otro lado del río, con muchísimo más poder económico los canales 2 (América), el 7 estatal, el 9 o el 11 (Telefé) no encuentran la forma de competir mínimamente con el 13.

Conclusión: tanto allá como acá nos encanta el conventillo. Sé que muchos de los que me están honrando con la lectura de esta columna, estarán diciendo interiormente, no estoy entre los que consume eso. La mayoría de los uruguayos dice lo mismo, pero los ratings marcan otra cosa. O sea no lo reconocen públicamente pero en sus casas es lo que miran. ¿Es grave esto? No, no lo es. En una sociedad democrática sus ciudadanos son libres de leer, escuchar y/o mirar lo que quieran. Lo sorprendente y preocupante es que a la mayoría les interese más cuál es la novia de turno de un tal Daniel Santillán (la Tota) que otros temas que deberían calar más hondo en nuestros intereses particulares. Por supuesto que debemos tener tiempo para divertirnos con cosas livianas, pero que haya miles de uruguayos y uruguayas que dediquen 4 ó 5 horas diarias sólo a consumir este tipo de cosas, nos vacía… en todos los sentidos. A pesar de los pesares estoy en el cuadro de los que no están de acuerdo con regulaciones, prohibiciones o afines. Me da pánico saber quién será el censor de turno y qué parámetros pondría arriba de la mesa a la hora de censurar o no, un producto televisivo. Lo que no oculta mi columna de hoy es mi enorme preocupación por el triunfo por goleada de un “puterío” muy barato y ajeno (aunque haya alguna que otra uruguaya entreverada) con respecto a cualquier otro tipo de producto televisivo que no muestre colas, “lolas” o afines.
De Miguel Nogueira