ROCK ARGENTINO

Mote: cuando el rock es libertad
El cuarteto acaba de editar su primer álbum, “Equinoccio”, donde muestran influencias de los ‘70, los ‘90 y la electrónica actual. Recomendable.
17.05.2011 | Por Pedro Yrigoyen pyrigoyen@clarin.com Podria interesarte
Unas fichas a... Mote Equinoccio Tienen mucho rock. Pero también algo de funk, se le atreven a la cumbia, al pop y al reggae. No se ponen colorados haciendo una versión electro disco de Fue amor de Jazzy Mel con mucho groove y puñaladas de hard rock. Pintan trazos tangueros y lloran lágrimas de blues. Vuelan con psicodelia setentista, ritmos tropicales latinos y convierten en propia cualquier cosa que se les venga a la cabeza. En su plan inicial, la idea era rescatar los sonidos del rock de los setenta, sumando el grunge de los 90 y la incorporación de la electrónica a cualquier estilo. Y en eso andan. Este delirio musical es Mote, que acaba de editar su primer disco, Equinoccio , y viene pidiendo pista.

La banda nació del empuje de Diego Morón y Fernando Gekdyszman, y creció como un power trío hasta hace poco tiempo, cuando decidieron sumar teclados a sus canciones. “Empezamos tocando juntos en una banda anterior, y quedaron un montón de ideas, temas que estaban buenos. Y nos propusimos purificar un poco todo esto”, cuenta Fernando. “La banda se llamaba Crisol, y hacíamos lo mismo, pero menos comercial. Muy adolescente, con mucha influencia de bandas como Primus o Rush, la onda era hacer la cosa completamente complicada. Con Mote decidimos pulir un poco ese sonido”, completa Diego.

Plantan a los 70, los 90 y la actualidad como los pilares de su proyecto. ¿Qué de cada momento? “De los setenta la fuerza, más que nada, el power. El formato canción. Que sea bastante simple en los cortes y los ajustes. Ingredientes setentosos y progresivos. De los noventa la influencia de Nirvana y el grunge, que fue poderoso”, comienza Diego. “Y de esta década toda la parte electrónica, digital. Es lo que hay hoy y tenés que estar en todas. Porque por un lado hay un montón de ideas que están buenas, funcionan y te parten la cabeza, que vienen desde hace tiempo. No podés ignorar a Led Zeppelin si tenés una banda de rock. Pero tampoco podés hacerlo con Prodigy. Tenés que tener toda esa información en la cabeza. Lo que sale, es lo que hicimos”, agrega Fernando. Y nombran como referencias locales a bandas como Divididos, Animal, Porco, Massacre, Pez, Las Pelotas o La Renga.

Como toda banda independiente que comienza a dar sus primeros pasos, en Mote las tareas son todas de todos. En ese reparto, Fernando es el que lleva los tiempos, en la música, desde la batería y puliendo estructuras y cortes; como así también desde la organización de fechas, notas, la página web, los calcos y demás tareas de manager. Diego, por su parte, es productor musical y se dedica principalmente a la parte artística, la composición y las letras. “Tener una banda no es solamente hacer música”, comenta Fernando.

Y de ese caminar llegaron a Equinoccio , su primer disco. “El nombre surge de esa división entre lo bueno y lo malo, la historia de los opuestos”, comienza Diego. Una de sus fuentes de inspiración fue Zeitgeist , el documental de Peter Joseph que hizo furor a través de la red con su relato de conspiraciones y grandes mentiras universales, desde las religiones monoteístas hasta los atentados a las Torres Gemelas. “El equinoccio es el punto donde el día y la noche duran lo mismo. Y Mote es como un equilibrio por una contraposición de extremos. Por eso la diversidad de ritmos y la ironía. Tenemos temas que son contundentes y también baladas de amor. Hay para todos los gustos”.

¿Cómo ven este momento del rock nacional? ¿SigTe siendo un movimiento de rebeldía y compromiso? “Personalmente creo que no, sobre todo por parte de las bandas más grandes en relación con bandas como nosotros que estamos arrancando. No están bancando. Acá las bandas tienen que pagar para tocar. En los ochenta siempre había bandas soporte, hoy los principales grupos conocidos te cobran un buen dinero por tocar como soporte. Y son varias bandas, pero no voy a dar nombres”, denuncia Diego sobre el final de la charla.

Esto recién empieza para Mote y sus sueños son humildes: un show lleno, tocar tranquilos y disfrutar del rock sin tener que pensar demasiado en otras cuestiones. Tienen a su favor el sustento musical y la libertad creativa. Mientras tanto, nuestra charla en alguna vereda de Barracas se va poniendo fresca y el último sol de la tarde ya no entibia más adoquines. Es hora de partir, y ambos se marchan caminando con su sueño en la mochila para tomar el próximo subte en la estación Constitución.

«
LA NACION